El pasado sábado, 1 de febrero, tuvo lugar en el centro educativo SAFA de Alcalá la Real, el Encuentro Zonal de Formación y Convivencia, que desde hace años organiza el
Área de Identidad y Pastoral de la Fundación SAFA, en el que además de compartir con compañeros de otros centros cercanos, se reflexiona y ora sobre temas relacionados con las vivencias personales que como educadores y personal de servicios afrontan en su día a día. Esta vez SAFA Alcalá la Real acogió al personal de los centros de Atarfe, Baena y del propio centro.
Tras un pequeño recibimiento y bienvenida, se pasó al salón de actos donde D. Domingo Ruiz, Director Gerente, recordó el sentido de estos encuentros y la oportunidad que supone formar parte de esta red de colegios de la Compañía de Jesús. Dª Isabel Parrilla, profesora de la Escuela de Magisterio de Úbeda y coordinadora del Área de Pastoral de Andalucía Oriental, presentó al ponente D. Francisco Cuartero sj, delegado de la Pastoral Juvenil de la Provincia de España y coordinador de Líneas de Fuerza sj. Dña. Isabel recordó a los allí presentes que en estos encuentros se profundiza en algunas claves de nuestra educación que está inspirada por la Espiritualidad Ignaciana. En un mundo donde “el tiempo” se ha convertido realmente en lo más apreciado para las personas y es criterio que decide la implicación personal en las relaciones y en los proyectos. Se dedicó un rato sereno a valorar la necesidad de “parar” y conocer “vitalmente” lo que San Ignacio de Loyola nos propone en el llamado “Examen Ignaciano” o “Pausa Ignaciana”. Esta dinámica es una de las mejores “herramientas” que podemos tener a nuestro alcance para encaminarnos a lo esencial de la vida y algo que podemos ofrecer como propio a nuestro alumnado que les ayudará a situarse desde otra perspectiva en la vida, a convertirse en hombres y mujeres para los demás.
D. Francisco Cuartero Sj, profundizó en esta herramienta propia de la Espiritualidad Ignaciana, el “Examen o pausa ignaciana” y su repercusión en el ámbito educativo. La cual consiste en una oración donde poder revisar el día, que suele durar no más de unos quince minutos, se puede realizar al finalizar la jornada o en mitad de la misma y nos ayuda a reconocer nuestra propia vida y a vivir agradecidamente. El examen ignaciano es recordar, pasar de nuevo por el corazón. Y consta de cinco pasos: rememorar los momentos donde las cosas salieron bien, dar gracias y vivir desde el agradecimiento de los dones recibidos en el día; pedir luz y mirar el día con otros ojos; tomar conciencia y reconocer las mociones o ecos internos de lo vivido; pedir perdón, lucidez para detectar humildemente que hemos hecho daño y arrepentirnos de cualquier error o fallo y decidir, de manera concreta, cómo queremos vivir. El ponente informó de una aplicación para móvil y tablet “Redescubrir el examen” (Loyola Press), que ofrece versiones flexibles y adaptables del examen. Dicha aplicación está basada en el libro del jesuita canadiense Mark Thibodeaux “Redescubrir el examen ignaciano”. Y para finalizar ésta primera parte de la jornada, con la ayuda y guía del ponente, se puso en práctica la Pausa Ignaciana.
Pero no sólo ha sido un encuentro de formación y, por ello, hubo otras actividades con objeto de propiciar la convivencia de todos los asistentes. Como la eucaristía que se celebró en la iglesia de la Encarnación de las RR. MM. Dominicas y la comida organizada en el comedor de la Escuela Hogar del centro educativo.