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Almería

"Dame los dineros, que me lo cargo": condenado por atracar un bar con un cuchillo

Una juez de Almería ha impuesto cuatro años, tres meses y un día de prisión a un hombre que atracó a punta de cuchillo un bar de Roquetas de Mar

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  • Juicio. -

Una juez de Almería ha impuesto cuatro años, tres meses y un día de prisión a un hombre que atracó a punta de cuchillo un bar de Roquetas de Mar, un agravamiento de la pena al considerar que iba disfrazado para evitar su identificación por llevar cubierto el rostro.

La sentencia declara probado que sobre las 01:15 horas del 31 de agosto de 2017 el acusado se dirigió a un bar de Roquetas de Mar, "con intención de enriquecerse ilícitamente".

Una vez dentro, se dirigió a la barra, en la que ya se encontraba consumiendo otro hombre al que le puso un cuchillo y le conminó a quedarse "quieto".

A continuación gritó a la camarera: "Dame los dineros, que me lo cargo" tras lo que le pinchó con el cuchillo.

De esta forma logró que la camarera le diese 190 euros de la caja registradora, sustrayendo además un móvil y un reloj del cliente.

La juez destaca que el acusado llevaba puesta una "capucha echada sobre la cabeza y una bufanda tubular que le cubrió el rostro" durante el atraco con el objetivo de "no ser identificado", pues los testigos no podían verle la cara y ésta tampoco quedó registrada por la cámara de seguridad del local.

El fallo añade que, cuando se produjo el asalto, el acusado sufría una grave adicción a sustancias estupefacientes que afectaban a sus capacidades intelictivas y volitivas, así como que ya fue condenado unos meses antes del atraco por un delito de robo con fuerza en las cosas.

Por estos hechos ha sido condenado a cuatro años, tres meses y un día de prisión por un delito de robo con violencia o intimidación en establecimiento abierto al público, agravado por uso de arma o instrumento peligroso, en el que concurre las agravantes de reincidencia y de disfraz, así como la atenuante muy cualificada de drogadicción.

Además, se le impone una orden de alejamiento de 500 metros respecto a la camarera y al cliente del local al que pinchó, a los que no podrá aproximarse durante seis años. 

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