El esqueleto del hotel que comenzó a asomar en 2003 sobre el paraje natural de El Algarrobico, considerado uno de los más tristes emblemas de los excesos urbanístico sobre el litoral, está ahora a un solo paso de ser reducido a escombros. El Tribunal Supremo lo condenó este jueves a la desaparición tras un esperado fallo en el que acepta los recursos de la Junta de Andalucía y de la asociación ecologista Greenpeace y declara que esa mole de cemento se erigió sobre suelo que no era urbanizable, por lo que no podrá continuar en pie. Queda así desmontada la resolución de marzo de 2014 en la que el TSJA se enmendaba a sí mismo y avalaba la viabilidad del polémico edificio pese a invadir suelo del Parque Natural del Cabo de Gata, en Carboneras (Almería).
Las obras, paralizadas durante casi una década por la interminable batalla legal, no se reanudarán más. El Supremo carga con dureza contra el TSJA y su viraje en apenas dos años, de la prohibición de 2012 a la autorización de 2014. De hecho, acusa al tribunal andaluz de una “total e incomprensible ausencia de resolución” al haber tomado su decisión hace dos años sobre un caso que, en la práctica, estaba cerrado. También censura la “vulneración de las normas de reparto” al pasar de una Sección a otra sin criterio justificado.
Al margen de los fallos de procedimiento, el Supremo da por zanjada la cuestión y aclara que sobre esos terrenos nunca debió colocarse un ladrillo al ser “un área ambientalmente protegible”. Además, da por sentado que el solar sería ya propiedad de la Junta al poder ejercer el derecho de retracto, lo que daría aún más razón a la Administración andaluza.
El fallo, no obstante, se niega a entrar en cuestiones patrimoniales, lo que se traduce en que evita considerar si hay que indemnizar a la constructora, Azata del Sol, que ayer proclamó su “absoluto respeto” a la decisión judicial y defendió su actuación al contar en su día con todas las licencias de obras exigibles, que luego serían fruto de anulaciones y múltiples recursos.
Organizaciones ecologistas, con Greenpeace a la cabeza, celebraron como una “decisión histórica”. El Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente aseguró que analizará la sentencia y actuará “con diligencia”, además de recordar que la nueva Ley de Costas garantiza que no habrá más casos similares.
La Junta, satisfecha, quiere derribar ya
La Junta celebró que el “símbolo negro” que representaba El Algarrobico sea “borrado del mapa”. El consejero de Medio Ambiente, José Fiscal, aplaudió que el Supremo “dé la razón” a la Administración regional y dio por sentado que “ahora sí comienza la cuenta atrás para la demolición”. Se pone así fin a “un galimatías de sentencias y de autos” que debe dar paso, solicitó, a la ejecución cuanto antes del convenio de 2011 por el que el Gobierno central se hará cargo del derribo mientras la Junta acometerá la recuperación ambiental.