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Análisis: Star Overdrive

Hay videojuegos que no entran por la puerta: la derriban

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  • Star Overdrive.

Hay videojuegos que no entran por la puerta: la derriban. Star Overdrive es uno de esos. No necesita presentaciones pomposas ni tráilers que te prometan la luna; basta con arrancarlo en la Switch para notar que estás ante algo especial. Desde el primer despegue, la sensación es clara: esto no es otro shooter espacial del montón. Es un viaje que mezcla nostalgia, velocidad y estilo, todo empaquetado en un universo visualmente hipnótico y con un ritmo que no te suelta.

La historia arranca con BIOS, un explorador solitario que sigue la pista de su compañera desaparecida, NOUS, tras recibir una misteriosa señal de socorro. Puede parecer una excusa más para lanzarte al espacio, pero sirve como trampolín perfecto para sumergirte en una aventura repleta de acción, exploración y secretos.

En lugar de cinemáticas interminables, la narrativa se construye a base de fragmentos que vas descubriendo poco a poco: cintas de audio escondidas, pistas en el entorno, y detalles que te empujan a unir las piezas por ti mismo. No te lo dan todo masticado, y eso se agradece.

 Star Overdrive.

Uno de los elementos más distintivos del juego es su sistema de movimiento. El hoverboard, más que un simple medio de transporte, se convierte en una extensión de tu forma de jugar. Rápido, fluido y con posibilidades acrobáticas que te hacen sentir como si estuvieras surfeando en gravedad cero, el desplazamiento en Star Overdrive es puro goce.

Cuanto más tiempo pasas deslizándote por colinas alienígenas y esquivando obstáculos imposibles, más entiendes que esta mecánica no es un añadido: es el alma del juego.

 Star Overdrive.

UN MUNDO INTERESANTE

El mundo que exploras, Cebete, está diseñado para que no quieras dejar de moverte. Montañas, desfiladeros, ruinas escondidas... Todo está ahí, esperando a que lo descubras. Y el arte del juego, con ese cel-shading que parece sacado de un cómic de ciencia ficción noventero, le da una personalidad arrolladora. La música también tiene su peso: sintetizadores potentes y riffs punk futuristas que elevan cada escena, desde un paseo tranquilo hasta una huida frenética.

Otro punto interesante es la personalización. Tu hoverboard no solo cambia de aspecto, sino también de habilidades. ¿Prefieres velocidad pura o un control más preciso? ¿Quieres acrobacias más espectaculares o mejoras que te permitan explorar zonas inaccesibles? Tú decides, y eso añade un componente casi rolero que no desentona para nada con el estilo general del juego.

Y luego está el Keytar. Sí, un instrumento. Pero también un arma, una llave, una herramienta para interactuar con el entorno. Puede que el combate no sea el plato fuerte de Star Overdrive —no esperes combos al nivel de un Bayonetta—, pero el Keytar aporta un enfoque distinto, más creativo: activar mecanismos, resolver puzles, desbloquear rutas secretas... Su integración con la banda sonora es otro detallazo que le suma puntos.

En cuanto a los puzles, el juego te lanza desafíos ingeniosos sin caer en lo frustrante. A menudo tienes que combinar el uso del hoverboard con las habilidades del Keytar, lo que mantiene las cosas frescas y te obliga a pensar. No es simplemente seguir una ruta, sino encontrar tu propio camino.

 Star Overdrive.

GRAN DISCÍPULO

Comparado con otros títulos de la Nintendo Switch, Star Overdrive no se parece demasiado a nada. Puede recordar a Breath of the Wild por su mundo abierto y su forma de narrar en fragmentos, pero la comparación se queda corta. Aquí no hay escudos ni espadas; hay velocidad, vértigo y un planeta entero por surfear. También podría recordarte a Tony Hawk o SSX, pero con una capa de ciencia ficción y un estilo visual propio.

Eso sí, no todo es perfecto. El combate, aunque vistoso, se queda algo plano comparado con el resto de la experiencia. Pero lo compensa con creces el sistema de exploración, el diseño artístico y esa constante sensación de movimiento que lo impregna todo.

 Star Overdrive.

En definitiva, Star Overdrive es un juego que apuesta por la originalidad sin miedo. No busca encajar en moldes, y eso se nota. Puede que no sea para todo el mundo, pero si lo tuyo es perderte en mundos raros, sentir la velocidad en cada curva y descubrir historias a tu ritmo, este juego te va a enganchar.

 Star Overdrive.

 

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