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El granito rosado de calle Real resalta las siluetas de excrementos caninos

Dejar las heces sin recoger puede alcanzar los 500 euros de multa.

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  • Las huellas del incumplimiento de la ordenanza encuentran fiel reflejo en la imagen. -
  • Las heces aparecen por calles y plazas sin que sean retiradas como obliga la norma
  • La falta de control por parte de la Policía Local facilita el lamentable estado de varias calles
Dejar sin recoger la caca de un perro en la calle, puede suponer una multa mínima de 75 euros, que puede llegar hasta los 500 euros, según la nueva ordenanza reguladora de la tenencia de animales, en vigor desde el pasado mes de octubre de 2009. Sin embargo, las calles isleñas, ya sean del centro de la ciudad o de barrios periféricos muestran con asiduidad las heces de los perros, mostrando una imagen deplorable de la ciudad, en parte por la propia acción de los propietarios de los canes que no recogen las heces, como está obligado por la ordenanza en vigor.

Numerosos vecinos han expresado sus quejas por una práctica que no disminuye a pesar del incremento de las sanciones y es que para frenar esta práctica hace falta un mayor control por parte de la Policía Local y de los agentes medioambientales.

En las calles del centro se han producido incluso enfrentamientos entre vecinos que se han recriminado que no se recojan las heces de la acera, con lo que ello supone sobre todo para los niños pequeños.

En las nuevas aceras de la calle Real, aún en obras, tampoco es difícil ver cómo las heces forman parte del paisaje urbano, en una ciudad que celebra el Bicentenario de Las Cortes de la Real Isla de León de 1810.

La ordenanza advierte además a los poseedores de los perros que circulen sin correa asumen el riesgo que ello conlleva y serán responsables de los daños que puedan causar a otras personas, animales o bienes, sin que el Ayuntamiento asuma responsabilidad por este concepto, ni siquiera con carácter subsidiario y pudiendo ser sancionados con una multa que también puede alcanzar los 500 euros. La multa no es en sí elevada, pues en otros ayuntamientos es común que la multa ascienda hasta los 1.500 euros.

Las campañas de concienciación ante los propietarios de los perros no han dado resultado y sólo las sanciones establecidas en la ordenanza pueden frenar la costumbre de no recoger las heces de las calles.

Hay incluso ayuntamientos que agravan la sanción dependiendo si el perro deja sus heces sobre una plaza o parque donde proliferen los niños pequeños. La ordenanza isleña no establece esta diferenciación, pero aunque posee sanciones que muchos querrían evitar, lo cierto es que son muchos los peatones que lamentan encontrar, cuando no pisar, las heces en la calle. Sólo un mayor control por parte de la Policía Local puede hacer efectiva la ordenanza reguladora de la tenencia de animales en vigor.

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