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Viernes 26/04/2024  

La Cara B

Una especie única se acaba de extinguir en Jaén

Ni políticos, ni prensa, ni asociaciones se han hecho eco de esta pérdida irreparable. Se ha ido para siempre el Pingüino de la Cruz Blanca

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  • Cruz Blanca. -

Ni políticos, ni prensa, ni asociaciones se han hecho eco de esta pérdida irreparable. Se ha ido para siempre (y creo que para no volver) el Pingüino de la Cruz Blanca. Quizá pueda parecer una broma, pero a un servidor le duele que hayan echado el cerrojo.  El mítico establecimiento de Arquitecto Berges cierra la persiana, según me dicen, porque el edificio se derribará y en un futuro habrá una nueva construcción que no sé muy bien si albergará de nuevo en su bajo comercial algún tipo de bar, cafetería o restaurante.

Este local ha sido parte importante de la historia de Jaén.  Fue gracias a tres jóvenes que regentaban el Pub Boomerang desde 1997 en Calle Reja de la Capilla. Y  decidieron emprender una actividad paralela abriendo este bar que en otros tiempo se llamó Ideal II y  cerró sus puertas en 2003.

La Cruz Blanca en Jaén se inauguró el 11 de junio de 2004, el día de la Virgen de la Capilla y vio como la Selección Española de Fútbol cayó en fase de grupos en la Eurocopa de Portugal nueve días después de abrir sus puertas. Fui tanto a este bar que sé hasta quién fue su primer cliente. Carlos Avilés, dueño de la desaparecida agencia Viajes Mundo Sur.

Hay un hecho indiscutible: toda la hostelería de esta zona está impregnada de un sabor especial. Entre la Plaza de los Jardinillos y la Plaza de Las Batallas puedes encontrar un centro de salud, un colegio, una comisaría, juzgados, sedes provinciales de sindicatos, dos colegios profesionales, despachos de abogados, asesorías, aseguradoras… un sin fin de lugares con atención al público al que cualquier bípedo termina acudiendo tarde o temprano (con posible parada en la hostelería cercana).

Los desayunos y el cañeo de mediodía son los fuertes de estos bares que, durante décadas, han sido y son  lugar de refrigerio tanto para los profesionales que hay detrás de cada mesa de oficina o mostrador como de cualquier hijo de vecino que ha ido a “hacer gestiones”.

No es raro encontrarse en un mismo bar al grupo de padres y madres que hacen hora para recoger a los pupilos de la escuela, junto a un autónomo, profesional de la fontanería, que ha ido al asesor a que le mire “la carta de Hacienda” o al juez que termina su jornada y no sabe a dos metros tiene al familiar de un detenido en los calabozos a quien le tocará juzgar en breve.


De lunes a viernes por la mañana los bares de esa zona se convierten en una especie de “13 Rue de Percebe” con homínidos de diferente pelaje, algunos autóctonos y otros de paso.

Sirvan estas letras de homenaje y agradecimiento a todos los profesionales de la hostelería de este barrio, que día tras día nos atienden con la mejor de sus sonrisas y que conocen perfectamente que toman sus habituales a la vez que hacen sentir como en casa a los asiduos.

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