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El comedor de San Roque

La labor de Cáritas en general como respuesta de la Iglesia a la realidad social, o la experiencia de un comedor en San Roque, merecen atención.

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Frente a los que venden humo y hacen marketing de casi todo, en este momento de severa crisis económica hay que resaltar, y parece que todo el mundo lo sabe, otra cosa es que se reconozca de manera expresa, que los instrumentos sociales de la Iglesia están dando, como siempre hicieron, una respuesta contundente de ayuda a los más necesitados. Cáritas es el principal de esos instrumentos y precisamente cuando estamos a las puertas del Corpus, que es también el Día Nacional de Caridad, es justo reconocer el esfuerzo de esta organización humanitaria de la Iglesia, de la de Jaén en el caso que nos concierne, por atender a tantas familias como la demandan, y que han llegado a desbordar las posibilidades de responsables y voluntarios de la institución. En efecto es conocido que cuando otras puertas se cierran, incluso las de quienes son responsables de atender a la población necesitada y tanto se remiten a sus políticas de protección social, las puertas de Cáritas siempre están abiertas de par en par y constituyen un ejemplo de apoyo y una tabla de salvación en un momento extremo como por desgracia viven ahora cientos de personas con rostro y sus familias. Lo mismo podemos decir de la generosa y contundente iniciativa de la parroquia de Belén y San Roque, con un párroco tan convencido como Juan Herrera, que ha promovido, con el concurso de un equipo de voluntarios, doce meses ya de un comedor que ha sido ejemplar y que ha ofrecido 15.000 bocadillos, 21.000 sopas, más de 2.000 litros de leche o 3.000 litros de resfrescos. Obras son amores.

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