Andalucía registra el 22% de las muertes producidas en España desde 2010 como consecuencia de
ataques de perros. Con el reciente
fallecimiento de una joven de 27 años en Zamora, atacada por tres mastines y dos perros de careo, el número de víctimas mortales en España desde 2010 por ataques de canes asciende a 23.
La comunidad andaluza registra el 22% de esas muertes, es decir, 5.
Córdoba en dos ocasiones,
Huelva, Jaén y Sevilla fueron las provincias andaluzas donde tuvieron lugar los ataques. Dos de las víctimas tenían 4 años.
Los niños, según todos los estudios sobre mordeduras de perros, son el grupo poblacional de mayor riesgo.
Este año en Andalucía se han producido dos incidentes graves con niños como víctimas. El día de Año Nuevo un American Staffordshire Terrier, raza considerada peligrosa por la Junta de Andalucía, mordió el rostro a una niña de 3 años en Málaga en el domicilio familiar. Un mes después, el 8 de febrero, otro perro de raza peligrosa, un rottweiler, causó heridas graves en Granada a una niña de 5 años cuando paseaba con su madre.
Para evitar estos ataques, que como reconoce
Rubén Montes, adiestrador canino de la empresa
Andalucía Canina de Granada, no son frecuentes, es fundamental una formación correcta por parte de los propietarios de perros. Rubén asegura que el problema dentro de la educación es que se prioriza el adiestramiento positivo, es decir, no corregir realmente al perro. Se le aplaude lo bueno pero no se le regaña lo malo.
Además,
la orden del “no” es fundamental, porque si eso no se tiene, los perros van mandando sobre los dueños y sobre ciertas situaciones. “Yo veo falta de conocimiento de la gente a la hora de la adquisición de un perro y falta de saber cómo tienen que educar, socializar y establecerse con él”, señala Rubén.
Igualmente, en el ámbito familiar echa de menos que los padres
eduquen a los hijos sobre su relación con los perros: “Yo siempre en las charlas educativas le digo a los niños que cualquier perro no se puede tocar, le tienen que preguntar primero al dueño. Los perros viven con una familia, y con quien tienen contacto es con esa familia, y ese hecho no quiere decir que el perro sea un peluche y se deje tocar por cualquier persona desconocida”.
“Por otro lado -añade-, he visto verdaderas burradas de los niños sin respetar a los perros: tirándoles del rabo, de las orejas… Igual que educamos a un perro, un niño también tiene que ser educado con respecto al trato a su propio animal o al de un vecino”.
Sobre el último ataque mortal, el de Zamora, asegura que los perros implicados, tres mastines y dos canes de careo, son un tipo de perros que normalmente están socializados con el ganado para así ser capaces de cuidarlo y protegerlo, formando parte de su propia manada. "Generalmente, si es en zona alta de montaña no suelen tener un contacto muy grande con humanos, porque en esa zona no hay mucho paso de gente. Realmente los perros han hecho su trabajo, proteger el rebaño, pero no deberían hacerlo contra humanos, sino contra lobos, y si hubiera pasado un perro también lo hubieran matado… Creo que en este caso ha habido un poco de falta de formación en los perros de pastoreo y de rebaño, que suelen estar subordinados a una persona".
Respecto a las
zonas rurales más despobladas, señala: "Yo he paseado por montañas con perros, y cuando me he cruzado con rebaños no he querido pasar por esa zona porque sé que los mastines van a proteger el rebaño. Creo que hay que tener cuidado con esas cosas, pero hay falta de formación en los pastores, porque ahora el medioambiente no está como antes, las zonas rurales se visitan mucho y la gente pasa por donde hay ganado".