Pedro Sánchez era prácticamente un desconocido cuando ganó hace diez años las primarias para liderar el PSOE, un tiempo en el que ha vivido altibajos como su dimisión tras el convulso Comité Federal de 2016, su regreso en 2017 apoyado por la militancia y su ascenso a la Presidencia de Gobierno en 2018.
En esta intensa década al frente del PSOE, que se cumple este sábado, Sánchez ha demostrado sus dotes como estratega político, su capacidad de reinvención y su espíritu de resiliencia plasmado en su famosa biografía 'Manual de Resistencia'.
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, Sánchez empezó su carrera política en 2004 como concejal socialista en el Ayuntamiento de Madrid y dio el salto al Congreso de los Diputados en 2009 al ocupar el escaño de Pedro Solbes.
Pero su punto de inflexión llegó el 13 de julio de 2014, cuando ganó con un 48,6 % de apoyos las elecciones primarias del PSOE para suceder a Alfredo Rubalcaba al frente del partido, en las que se enfrentó al diputado Eduardo Madina y al exparlamentario José Antonio Pérez Tapias.
Era la primera vez que el PSOE elegía a su secretario general por voto directo de la militancia, que apostó por una figura poco conocida que contaba con el respaldo implícito de dirigentes destacados como la entonces presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz.
La idea que imperaba entre algunos dirigentes del partido era que Sánchez fuera un líder de transición a la espera de que Díaz diera el paso de aspirar a la secretaría general, pero su figura se consolidó y su poder ha ido a más con el tiempo, hasta el punto de convertirse en presidente del Gobierno.
Descenso y resurgimiento en el PSOE
Dos años después de ser elegido líder del PSOE, Sánchez tocó fondo con su dimisión tras el Comité Federal del 1 de octubre de 2016 y su posterior renuncia al acta de diputado por las desavenencias con buena parte del partido, que apoyaba la abstención en la investidura de Mariano Rajoy frente al no de Sánchez.
Tras este revés, Sánchez anunció que se presentaba a las primarias para aspirar de nuevo a la secretaría general del PSOE y recorrió España con su coche durante meses para recabar apoyos entre la militancia.
Su movilización surtió efecto y resurgió como líder del PSOE en mayo de 2017 tras un paréntesis de más de medio año y con más de la mitad de apoyos frente a sus dos rivales en aquel proceso: Susana Díaz y Patxi López.
De la moción de censura a los gobiernos de coalición
La carrera política de Sánchez dio un nuevo giro de guion en 2018 al convertirse en el primer presidente del Gobierno de España investido tras ganar una moción de censura, presentada en este caso contra Rajoy.
El rechazo del Congreso a sus primeros presupuestos lo llevó a convocar elecciones en abril del 2019 y a repetirlas en noviembre de ese mismo año al no lograr los apoyos suficientes para su investidura.
Este segundo intento dio fruto, aunque Sánchez tuvo que aceptar como compañero de viaje al líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, con quien selló con un abrazo un acuerdo para formar el primer Gobierno de coalición de la actual democracia.
Sánchez repitió la fórmula de la coalición tras el adelanto electoral de julio de 2023, motivado por los malos resultados del PSOE en las autonómicas y municipales, pero en esta ocasión lo hizo de la mano de Sumar y de Yolanda Díaz, que arrinconó a Podemos en las negociaciones.
Rivales, personas de confianza y críticos
En esta década, Sánchez ha tenido como rival directo a tres líderes distintos del PP: Mariano Rajoy, Pablo Casado y Alberto Núñez Feijóo.
Durante este tiempo, en su propio partido ha contado con estrechos colaboradores como Adriana Lastra y también José Luis Ábalos, que tras ser cesado como ministro y número tres del PSOE fue presionado por el partido para renunciar a su acta de diputado por el caso Koldo, algo a lo que se negó, pasando a formar parte del Grupo Mixto.
Ahora, las personas de la máxima confianza de Sánchez son los ministros María Jesús Montero y Félix Bolaños y el secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, mientras que el expresidente de Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido en uno de sus grandes defensores.
En el lado contrario, el expresidente Felipe González forma parte de la sección de críticos junto a otros veteranos socialistas como Alfonso Guerra y dos líderes autonómicos: Emiliano García-Page (Castilla-La Mancha) y Javier Lambán (Aragón).
Más allá de estos casos, prácticamente ningún socialista en activo muestra en público desavenencias con Sánchez y los debates en los órganos de dirección del PSOE son casi inexistentes.
El legado de Sánchez y los asuntos más polémicos
La lucha contra la corrupción y el impulso de la memoria democrática son dos de las banderas de Sánchez, quien llegó a decir que pasará a la historia por haber exhumado los restos del dictador Francisco Franco del Valle de Cuelgamuros.
En sus años de Gobierno destacan otras medidas como la ley de eutanasia, la ley de vivienda, la aprobación del estado de alarma en pandemia y el reconocimiento del Estado de Palestina, mientras que uno de los asuntos que generó más polémica, incluso dentro de su propio partido, fue la ley del 'solo sí es sí' impulsada por Unidas Podemos y que el PSOE acabó modificando.
El cambio de postura del Gobierno con el Sahara ha generado críticas entre la izquierda y la derecha.
Y tanto la derecha como algunos socialistas históricos han reprochado con dureza a Sánchez que se apoye para gobernar en partidos independentistas como Bildu, ERC y Junts, y medidas pactadas con ellos como la ley de amnistía.
El futuro
A lo largo de estos diez años, el único hecho que ha llevado a Sánchez a replantearse su futuro ha sido la denuncia contra su esposa, Begoña Gómez.
Tras cinco días de reflexión el pasado mes de abril, Sánchez optó por seguir adelante, pero este parón sumió en una gran incertidumbre al PSOE, donde el debate sobre su sucesión es prácticamente un tema tabú.
La posibilidad de acabar en un organismo internacional encaja en el perfil de Sánchez, pero él mismo ha subrayado su intención de acabar esta legislatura pese a los intentos de PP y Vox de poner fin a una etapa que denominan de forma despectiva el 'sanchismo'.