El inmueble ya ha sido incluso pintado con cal y ahora se está procediendo a sacar a la luz el caño delantero cegado durante décadas.
Lo que hace apenas medio año era un solar casi derruido y que servía poco más que de aparcamiento para el antiguo Centro de Salud de Tomás del Valle -hoy día convertido en el Servicio de Urgencias de la ciudad- y los vecinos de la zona, se ha convertido en un paraje idílico y que apunta a que se va a confirmar en un sitio de referencia del patrimonio autóctono de La Isla.
En efecto, seis meses han bastado para comprobar las potencialidades que de cara al futuro puede ofrecer el molino de mareas del Zaporito, un actuación medioambiental que cuenta con una importante inversión de 1.369.000 euros y que, si todo transcurre dentro de lo previsto, estará completamente restaurado en octubre, que es el plazo que se marcó desde que se dio inicio a los trabajos.
Pero volviendo al día a día del proyecto, lo que parece claro es, a tenor de lo que alcanza la vista, es que la rehabilitación de uno de los emblemas de una de las tradiciones más arraigadas en La Isla de hace casi tres siglos está bastante avanzada.
De hecho, el inmueble en sí del molino ya no tiene los andamiajes que le han acompañado durante los últimos meses y, tras haber sido rehabilitado por completo, muestra una silueta simpar con el resanado de los sillares de la originaria piedra ostionera, así como la madera que culmina el tejado y una capa de cal blanca en todo el exterior. Impensable que un edificio de dichas características se encontrase escondido entre tantos y tantos escombros hace apenas medio año.
Recuperando el caño Pero si espectacular es la imagen que ofrece el molino en sí, no lo es menos la del caño delantero que ha estado cegado durante varias décadas y que, gracias a la labor incesante de las excavadoras, está volviendo a sus orígenes. De hecho, ya se ha destapado prácticamente todo el solar de arena que ocupaba la superficie usada hasta hace bien poco para el aparcamiento. Una imagen que se puede apreciar perfectamente desde el puente localizado en la avenida Ronda del Estero y que cruza el caño del Zaporito.
Es, quizás, la parte más laboriosa de todo el proyecto, puesto que no en vano las máquinas han tenido que estar retirando casi tres metros de altura de tierra y fango para que el caño vuelva a su estado original. De hecho, una de las patas del proyecto es la restitución del caño hasta su batimetría original y la entrada de las mareas hasta el mismo molino, o mejor dicho, hacia su trasera que será donde llegará el agua a una especie de vaso o piscina que también está siendo sacada a la luz por las excavadoras. Restará la restauración de los muros del antiguo muelle.
Una vez que culmine esta segunda fase del proyecto de restauración llegará la tercera y definitiva que es la comprende la adecuación paisajística de todo el entorno, paso previo para que se proceda a la potenciación del uso público y didáctico de los elementos de interés arquitectónico, histórico y cultural que ofrece un enclave como es el molino de mareas del Zaporito.