El calendario de 13 semanas que recibieron los jugadores el pasado viernes antes de la recepción a Aficiones Unidas por parte de la Federación de Peñas del Real Jaén tuvo unas palabras del máximo accionista de la entidad en las que resaltó que no se podía hablar de otra cosa que del partido ante el Arenas de Armilla. Ni de Chupete, ni del Malagueño… Estaba prohibido. Se le escapó lo de que tampoco podía hacerlo la prensa, pero claro, se presupone que es para la del club, no para la neutral y objetiva. Y es que el partido ante el Arenas de Armilla tuvo un inicio del Real Jaén con alguna acción que pudo concluir en gol. Un disparo al poste de Óscar Lozano y cuatro internadas estériles que no dejaron más que una sensación de querer ante un rival que se puso por delante cuando Adri Paz caía lesionado y tenía que ser sustituido por Awusi. Álex Cabello abría el marcador a los 24 minutos y se comenzaba a hablar de a ver lo que hacía el Malagueño, porque en realidad hay que tenerlo muy presente porque va por delante del Real Jaén y es necesario que pinche cuanto antes para tratar de adelantarlo. Lo saben los jugadores que si no hablan, sí actúan porque el empate de Agus Alonso seis minutos después del tanto armillero imprimió otro espíritu en el equipo de Manuel Herrero, que hasta no encajar el tanto visitante parecía más apático pese a su dominio en el control de la pelota.
Con el empate a uno el Real Jaén comenzó a buscar más la verticalidad por las bandas. Guerra paraba con faltas incontables a los blancos hasta que fue amonestado e incluso debió ver la segunda amarilla por otra fea entrada que caldeaba los ánimos de una grada que vio también un carrerón de Espín ante Eric para desbaratar un mano a mano y mandar en la línea trasera con autoridad, esa que faltó en el primer gol del partido que anotó el Arenas de Armilla.
Durante el descanso sí que se habló del Malagueño. Y de Chupete, que no entró en la convocatoria tras estar con el primer equipo. Y se habló de a ver si se le ganaba al Arenas de Armilla porque soportar un tropezón a estas alturas y que el filial del Málaga tomara más ventaja era casi inasumible por la afición que esperaba más juego, más llegada y fundamentalmente más ocasiones para tratar de buscar el triunfo y poder festejar la victoria que lo sostuviera lo más cerca del Malagueño al final de la jornada, o incluso le diera a los blancos para alcanzarlos.
Una de las soluciones para tener más presencia en ataque fue la de quitar a Agus Alonso para situar a Óscar Lozano como jugador referencia en la delantera. Así entró Cámara para formar una tripleta por detrás del motrileño que tenía más velocidad en el bloque alto del juego de los locales. El Arenas de Armilla no daba por bueno el empate y se encargaba de mirar a la posibilidad de volver a adelantarse en el marcador. Menos pegón y con más control de pelota, los de Thierry salían jugando la pelota para poner en dificultades en la medular a los blancos, donde había hueco entre el tridente Migue, Mario, Cámara y la dupla de creación de Porro y Awusi. Los cambios no traían las sensaciones deseadas para los 3.145 espectadores que había en La Victoria que en los primeros cinco minutos de la reanudación ya vieron cómo los armilleros llevaban la pelota al área del Real Jaén. Mal síntoma. Como también la pérdida de profundidad en la banda con Lozano por el centro, que al recibir tenía tendencia a irse al carril, que es donde hace daño. Pero el Real Jaén también tiene el arma de las individualidades y ahí estuvo un centro de Migue García a Cámara que le quitó de la bota un defensa armillero. Avisaba el equipo de Herrero, pero sin duda estaba cediendo terreno al rival y no tenía el balón para generar suficiente peligro y sin encontrar la referencia de un delantero centro puro que buscara la segunda jugada también.
Óscar Lozano se peleaba y se desgastaba en una posición que no le va. Pero sacaba petróleo de todo lo que le llegaba a sus botas para poner a los suyos cerca del área visitante. Porro remataba un servicio de falta fuera por poco y animaba a la parroquia lagarta para tratar de transmitir a los suyos el aliento que necesitaban. El espíritu de una afición sinigual hacía que el Real Jaén se viniera arriba. Moyano en un remate solo, un disparo lejano que repelió Fidel y la recuperación de la pelota daba algo de credibilidad a un Real Jaén que no estaba jugando con la autoridad que se le presupone en su campo. El Arenas trataba de salir como podía del asedio local, pero su juego era estéril. El del Real Jaén se contagiaba, pero solo en la falta de puntería porque sí buscaba la portería con un desmarque brutal de Cámara que se la puso a Fernando para cruzarla y salir rozando el palo. Ya parecía el equipo de Herrero que tenía ese faro al que mirar en el ataque como referencia, donde Lozano hacía funciones de media punta.
Y fue el faro el que alumbró al Real Jaén a cinco minutos para el final. Para rescatar al Real Jaén y culminar la remontada tras jugadón de Dalto Enopka que se la puso a Fernangol para que la empujara a la red y provocara que el público hasta mirara cómo iba el Malagueño ante el Torre del Mar. Gol de nueve puro, merecido por su esfuerzo y que hace que el sevillano se quite de encima la losa de no ver puerta. Es la vida del delantero centro que cuando rompe la racha se abre camino. Como el Real Jaén ante la ‘anerina’ del pasado viernes que impide hablar del Malagueño esta próxima semana y solo está permitido pensar, centrarse y soñar con el partido en Las Viñas ante el Huétor Vega del 23F.