La creación de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) en 1986 por Adolfo Marsillach fue acogida con entusiasmo por los aficionados y profesionales del teatro. En esos años, de todos modos, había una importante oferta de teatro clásico, incluso en las denominadas salas comerciales. Recuerdo, por ejemplo, una excelente ‘Casa con dos puertas mala es de guardar’, de Calderón, en el madrileño Teatro Martín. Ahora, la CNTC estrena sobre todo obras del Siglo de Oro en el Teatro de la Comedia de Madrid, su sede, y en una sala más pequeña, piezas escritas por dramaturgos contemporáneos, que “entran en diálogo” con el autor clásico. Como ‘Las pequeñas mudanzas’, de Vanessa Espín, un diálogo contemporáneo a partir de ‘Don Gil de las calzas verdes’, de Tirso.
Valeria, la protagonista, tiene “40 años, una colección de gilipollas y un cerro de malas decisiones”, según un personaje. Pero Valeria padece, más que nada, una herida: es hija de madre soltera y siempre ha estado a la búsqueda del padre. “Cada 19 de marzo es una tortura (…) ¿Se puede sobrevivir a que un padre no te quiera?”, afirma. Y se lamenta: “Mi madre, cuando iba yo a nacer, se negaba a abrir las piernas”. La obra gira en torno a la capacidad de Vanessa Espín de describir el contorno de esa herida, según el dramaturgo Pablo Renón. ‘Las pequeñas mudanzas’ es una obra divertida, irónica, aunque con un fondo tristísimo, escrita con excelente trazo y dominio de la moderna carpintería teatral. La autora circula a gran velocidad por los lindes del melodrama, pero con una utilización de los recursos dramáticos que le permite no caer nunca en el melodrama, porque en la atmósfera de la obra está el humor y el control de la situación de Miguel Mihura, al que la dramaturga homenajea con la historia de la tía Paca, a la que el novio abandonó cuando se iban a casar por una chica con más estudios. Y, entonces, Paca “se pintó los ojos y se llenó la cara de polvos de arroz y se echó a la calle” ataviada con su blanco traje de novia, como la protagonista de ‘La bella Dorotea’, aquella suave y risueña obra del gran Mihura. ‘Las pequeñas mudanzas’ es la travesía de Valeria a través de sus heridas. Magníficas las intérpretes, Cris Blanco, Elena González y Julia Rubio. En el duro trayecto de la vida, Valeria ha dejado de escribir. “Acuérdate de que escribir era el único lugar donde la vida nos pertenecía”, le dicen. Hay que pedírselo a Vanessa Espín: nunca dejes de escribir, “que las palabras no se queden en su cabeza”.