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Lo que queda del día

Trump juega a los dados

Va a someter a la población mundial a un ejercicio de prueba error de consecuencias catastróficas a la espera de que el sistema ponga las cosas en su sitio

Publicado: 06/04/2025 ·
15:11
· Actualizado: 06/04/2025 · 15:11
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  • Abascal y Trump. -
Autor

Abraham Ceballos

Abraham Ceballos es director de Viva Jerez y coordinador de 7 Televisión Jerez. Periodista y crítico de cine

Lo que queda del día

Un repaso a 'los restos del día', todo aquello que nos pasa, nos seduce o nos afecta, de la política al fútbol, del cine a la música

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A  Ferreras le gusta ridiculizar a diario al líder de Vox nombrándole con el acento con el que el presidente de Estados Unidos le presentó en la Conferencia de Acción Política Conservadora: “Santiago Obiscal”. Lo dice quien todos los días abre debate sobre “Donal Tron”, pese a que sus contertulios pronuncian el apellido correctamente, lo que hace su insistente “Tron” más ridículo aún. Da igual, el orden de los acentos no altera el producto: “Tron” se cree dios jugando a los dados y “Obiscal” se ha metido en un jardín de espinos, o en un bosque de zarzas, que para el caso es lo mismo, porque las magulladuras le delatan.

Cuenta Miguel González en El País que Vox ha distribuido un argumentario entre sus cargos públicos y orgánicos para intentar minimizar el daño que está causando a su imagen el apoyo continuo al presidente estadounidense, entre otros motivos porque uno de los principales sectores perjudicados por la nueva política arancelaria es, precisamente, el agroindustrial, donde presume de gozar de sus principales apoyos electorales.

El argumentario comienza diciendo que “estamos en contra de los aranceles de Trump” -sólo faltaba eso, que estuvieran a favor-, pero la mayor parte se dedica a criticar a PSOE y PP por no rechazar el Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030. Es decir, en vez de criticar al inquilino de la Casa Blanca, arremeten contra los de Bruselas, a los que acusan igualmente de ser incapaces de negociar con el ejecutivo de Trump. El resto del documento es una loa a los estratégicos movimientos del líder supremo de Vox, entre los que se encuentran sus dos viajes a Washington a estrechar la mano del líder supremo y hacer acto de fe.

Por mucho argumentario que quieran, en el momento en el que los aranceles comiencen a afectar a los bolsillos del sector agrícola, Abascal tendrá que dar por amortizada su interesada vinculación a uno de los grupos de poder más peligrosos e indecentes de este siglo XXI: no hay nada que pueda con el argumentario de la cuenta corriente.

Por mucho que pretenda escurrirse con artificios semánticos, los suyos, los que están más cerca de la calle, los concejales de a pie de Vox, serán los primeros en sufrir las consecuencias, mientras PSOE y PP aprovechan las circunstancias y la coartada para reforzar mensajes y marcar distancias.

Lo defendía el escritor Ezra Klein días atrás en el espacio de Bill Maher en HBO, “lo que salvará la democracia es que se les da fatal gestionar la economía”. Se refería al Gobierno republicano y a la anunciada subida de aranceles. El problema es que va a someter a la población mundial a un ejercicio de prueba error hasta que el sistema ponga las cosas en su sitio, mientras Trump se empeña en convertir cada una de sus decisiones en un mero entretenimiento que hace imposible la parodia, puesto que todo parece descacharrante por sí mismo si no fuera porque asistimos a la realidad y no a un sketch de Saturday Night Live.

Hace un par de semanas, por ejemplo, ordenó la deportación de un grupo de pandilleros venezolanos basándose en una ley del siglo XVIII. El juez le dijo que no podía aplicarse en este caso porque esa ley sólo tiene vigor si el país está en guerra. La respuesta de Trump fue: “Lo estamos, con Canadá”. La de Elon Musk, “qué país es éste en el que lo que diga un juez está por encima de la decisión del presidente”. A ver qué guionista de SNL es capaz de superar eso, o lo del Golfo de América, o convertir al eterno enemigo de EEUU durante los últimos casi 80 años en su gran aliado contra el resto del mundo. 

Frente a Biden, que tardó 221 días en situar sus índices de popularidad en referencia negativa, Trump lo ha hecho en 60 días: “Para él está alta”, apostilla Maher, como consecuencia exacta de la filosofía que viene aplicando desde sus días de “aprendiz”: ataca siempre, niégalo todo y date por ganador aunque pierdas. Que lo sepamos no va a aliviar esta sensación de indefensión y aturdimiento. Ojalá vea el vídeo de Ronald Reagan en el que explica, en plan Barrio Sésamo, por qué es un error lo de los aranceles sin necesidad de ponerlo a prueba   

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