El Martes Santo escribe un final alternativo para la misma historia de siempre

Publicado: 15/04/2025
Tres cofradías no llegaron a salir, a otras tres las sorprendió la lluvia y solo una -La Defensión- pudo hacer estación de penitencia en la Catedral
Con el propósito de evitar filtraciones e incómodos 'spoilers', las productoras de las series de televisión optaron tiempo atrás por recurrir a la fórmula de rodar finales alternativos, hasta el punto de que en ocasiones ni siquiera los propios actores conocen cuál de ellos se va a emitir y, en caso de que lo supieran, existen cláusulas de confidencialidad que impiden decir media palabra sobre el esperado desenlace.

El Martes Santo repitió en buena medida el guión ya conocido de ocasiones anteriores, pero terminó dándole una vuelta de tuerca a modo de final alternativo por el que casi nadie hubiera apostado.

La previsión meteorológica se mostró invariable desde primera hora de la mañana, apuntando a la posibilidad de que se registrasen chubascos entre las seis y las ocho de la tarde, aproximadamente. Sin duda la peor franja posible del día, que a esa hora ya debería tener en la calle a las siete cofradías de la nómina.

Con este escenario por delante, parecía bastante verosímil pensar que las primeras hermandades que debían iniciar sus salidas procesionales lo hicieran sin vacilación. Pero hete aquí que una de ellas apostó por quedarse en casa a pesar de que entre el momento en el que debía plantar su cruz de guía en la calle y la franja horaria amenazada por la lluvia mediaban tres horas.

En efecto, apenas diez minutos antes de las tres de la tarde puso rumbo al centro la Hermandad de la Salud de San Rafael y prácticamente en paralelo debía hacerlo la de Bondad y Misericordia, junto a la parroquia de San Juan de Dios. Sin embargo, esta última cofradía anunció su decisión de suspender la estación de penitencia, algo que sorprendió al público congregado en el parque dedicado a Salud Pérez Leytón, que apenas unos minutos antes había visto cómo la Agrupación Musical San Juan se preparaba para acompañar al misterio del Lavatorio de Pies.

De modo que mientras el Señor de la Salud caminaba por las calles de Federico Mayo acompañada por la Agrupación Musical de la Sentencia y en busca de la avenida de Blas Infante, los pequeños monaguillos de Bondad y Misericordia recibían el aplauso cómplice del público que había esperado en balde la salida de esta cofradía.

En paralelo, se supo que el Cristo de la Clemencia estaba ya en las calles del polígono de San Benito. No pareció pesar en el ánimo de la junta de gobierno la mala experiencia vivida el año pasado, cuando la cofradía se refugió en la Catedral para luego regresar a su templo sin acompañamiento musical. El caso es que -salvo la negativa a salir de Bondad y Misericordia- todo parecía seguir el guión previsto.

Mientras tanto, en el cielo se alternaban las nubes con los claros y en las zonas más abiertas se dejaba sentir una brisa un tanto molesta. A las cuatro y media de la tarde inició su salida la Hermandad de la Salvación, desde la parroquia del Perpetuo Socorro, a pocos metros de la de San Juan de Dios. Avenida de la Soleá, avenida de la Serrana, plaza de la Constitución y calle Lealas... La Agrupación Musical Polillas de Cádiz tras el único paso y un cielo en el que -tal y como se había advertido- parecían ya imponerse las nubes a los claros.

La Hermandad de la Clemencia andaba muy cerca ya del palquillo de la plaza Aladro -entre Paúl y Santo Domingo- cuando se supo que en San Mateo se había solicitado al Consejo la hora de cortesía para comprobar la evolución de meteorología. Eran las cinco y media de la tarde y una multitud aguardaba la salida de la Hermandad del Desconsuelo. El rojo y el negro habían teñido de hecho los alrededores del histórico templo jerezano.

Con la cruz de guía de La Clemencia avanzando por la calle Santo Domingo empezaron a caer las primeras gotas. El pronóstico de la Aemet estaba a punto de cumplirse con precisión casi milimétrica, tal y como había ocurrido en la noche del Lunes Santo. En un abrir y cerrar de ojos, esas gotas empezaron a convertirse en una auténtica cortina de agua.

La cofradía del polígono de San Benito no pudo hacer otra cosa que refugiarse en la iglesia de Santo Domingo, a la que accedió por la puerta junto a la que se encuentra el azulejo de la Virgen del Rocío. La Hermandad de la Salud de San Rafael esperaba mientras tanto para acceder a la Carrera Oficial desde la calle Eguiluz, siguiendo los pasos de La Clemencia a la hora de cobijarse en el templo de la orden dominica.

Por su parte, la Hermandad de la Salvación encontraba acomodo en la iglesia de la Victoria, junto a la que transitaba cuando apareció la lluvia.

Mientras tanto, llegaban noticias de las hermandades del Amor y La Defensión, que en ambos casos seguían los pasos del Desconsuelo y optaba por acudir al comodín de la hora de cortesía, en la confianza de que terminara pasando por Jerez el frente que había afectado a las tres cofradías que se encontraban en la calle.

Con esas hermandades a resguardo se abrió un compás de espera para conocer las decisiones de las otras tres que habían apostado por trasladar su decisión en el tiempo. En algunos momentos llegó a llover con fuerza en el centro de la ciudad, hasta el punto de que pareció improbable que volviera a abrirse la puerta de algún templo.

En efecto, sobre las seis y media de la tarde a la Hermandad del Desconsuelo no le quedó otra salida que suspender su estación de penitencia, dado que en esos momentos no se vislumbraba cese alguno de esta sucesión de chaparrones. Y apenas un cuarto de hora después se conoció que la Hermandad del Amor adoptaba idéntica decisión.

El guión que a esa hora parecía más que previsible empezaba a cumplirse casi a rajatabla. Faltaba por pronunciarse la Hermandad de la Defensión, que podía esperar hasta las siete y diez de la tarde. Se daba entonces por hecho que las puertas de Capuchinos tampoco se abrirían, a pesar de que sobre esa hora el cielo se mostraba bastante más despejado que apenas unos minutos antes. Y fue entonces cuando pudimos disfrutar de ese final alternativo que quizá merecía una historia tantas veces repetida.

“Sale la Defensión”, empezó a escucharse entonces en la puerta de la iglesia de la Victoria, y en la de Santo Domingo... Sonaba a broma, pero la realidad es que buena parte de la nubosidad había desaparecido y no había nuevas alertas por lluvia. Pocos minutos después, ya estaba la cruz de guía en la puerta de Capuchinos y el cortejo de nazarenos morados avanzando por la calle Sevilla y camino de la Carrera Oficial.

En los seis últimos años, la Hermandad de la Defensión solo había procesionado una vez, en 2023, y vino a hacerlo también ayer y en una jornada en la que casi nadie hubiera apostado por ello. Pero lo cierto es que ocurrió. El crucificado de Esteve Bonet y María Santísima de la O avanzaron con una majestuosidad que ya apenas recordábamos.

Y así fue cómo la Hermandad de la Defensión se convirtió en la única de siete que logró hacer estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral. En cuanto el paso de palio de la Virgen de la O pasó ante Santo Domingo se organizaron los regresos a sus respectivos templos de La Salud de San Rafael y La Clemencia. La primera de ellas subió por Larga y Lancería para después seguir por Arenal y Armas, camino de su barrio. La segunda, por el mismo itinerario que había seguido a la ida. Un poco antes de que ello ocurriera, la Hermandad de la Salvación también dejó atrás el refugio de la iglesia de la Victoria para volver a Las Torres por la calle Lealas.

Y así fue cómo el Cristo de la Defensión y la Virgen de la O se convirtieron en inesperados protagonistas de otro Martes Santo marcado por la adversidad meteorológica. 

© Copyright 2025 Andalucía Información