Nuevo sueño cumplido. La asociación Pídeme la Luna ha vuelto a marcar diferencias en su labor de ayudar a los menores de Onco-Hematalogía Pediátrica de Jaén y Granada. En esta ocasión, el destino ha sido Sierra Nevada; la práctica, esquiar y disfrutar con la nieve.
El colectivo que preside Marisol Escribano en Jaén destaca que la propuesta ha permitido a los menores disfrutar junto con sus familias bajo un sol estupendo y con la estación invernal como escenario.
"Era la primera vez que muchos de los menores descubrieron la nieve, y la emoción era evidente en los rostros", señala Escribano, satisfecha por la huella que deja la experiencia.
La estancia se realizó en un hotel dotado de instalaciones lúdicas, musicales y acuáticas. Además, los niños fueron equipados por el equipo de la empresa Cero Grados, con especial dedicación del profesor Gonzalo, quien no escatimó esfuerzos en transmitirles su pasión por el esquí.
Desde los telecabinas de Pradollano hasta Borreguiles, la expedición contempló el pico Veleta y la vida que late en las pistas. "Los niños, atentos y entusiastas, aprendieron rápidamente las técnicas del esquí y disfrutaron con intensidad cada descenso", señala la presidenta de 'Pídeme la Luna'.
El retorno al hotel también deparó momentos mágicos: spa, bufé libre y una sorpresa para Mari Paz, la niña que recibió la muñecas de sus sueños como regalo tras la Primera Comunión. Una voluntaria disfrazada de cigüeña le dio el regalo entre canciones y aplausos.
La visita al Parque de Actividades Mirlo Blanco, que posibilitó en un emocionante paseo en trineo ruso, fue el cierre perfecto para el fin de semana.
Una líder comprometida
Marisol Escribano, natural de Jabalquinto, lidera un colectivo que ha revolucionado la atención a los menores que padecen enfermedades y también a los padres. La planta de Oncología del Hospital Materno Infantil supone el lugar donde ha construido su obra más preciada: el espacio desde el que los niños en situaciones muy duras ven cumplidos sus sueños.
Escribano es una enfermera que ha estado casi una década en la unidad de Cuidados Intensivos de Adultos, de manera que sabe la importancia de escuchar el enfermo, tener paciencia y ser, en suma, una buena profesional. Acerca su trabajo con 'Pídeme la Luna', es contundente: "Nuestros niños nos enseñan que soñar es el primer paso para valor. Seguiremos trabajando para poner la luna a sus pies".