Alcanzar un mix energético estable, en el que cada tecnología aporte sus ventajas pero que busquen la robustez del sistema eléctrico, en el que se acompañe de las insfraestructuras adecuadas de distribución y transporte que den fiabilidad al sistema, y garantizar su viabilidad técnica y económica, con seguridad jurídica es la clave para evitar que España vuelva a registrar un apagón como el que sufrió España el 28 de abril, según expone Juan Ignacio López-Escobar, declano del Colegio de Oficial de Ingenieros de Minas del Sur.
En un extenso artículo, el decano.presidente del Colegio comparte diferentes reflexiones sobre una situación "inédita" como ha sido la caida a cero del sistema eléctrico español y que reproducimos a continuación.
"En primer lugar, mostrar nuestro reconocimiento a la labor de todos los agentes gestores, generadores y distribuidores que han trabajado para la reposición del servicio de energía eléctrica. La velocidad con la que se ha hecho la restauración total del sistema eléctrico habla por sí sola del alto nivel de los ingenieros y profesionales que tenemos en nuestro país. Y todo ello con la dificultad añadida, consecuencia del apagón, de la caída de las comunicaciones, extremo este que es imprescindible revisar y mejorar. La falta temporal de energía eléctrica, no puede dejar un país incomunicado.
Es, probablemente, la primera vez que muchos nos vemos en esta situación conocida ya como “cero de tensión peninsular”, con lo que implica de alteración en la población en general. Que sea la primera vez pone de manifiesto la fiabilidad con la que el sector ha venido desarrollando su trabajo históricamente, lo que resalta el valor de lo realizado, en contra del pensamiento establecido de que disponer de energía eléctrica siempre es algo sencillo.
El sistema eléctrico es complejo por definición, porque requiere del equilibrio instantáneo entre la demanda y la generación de electricidad. Hay muchos elementos que entran en juego para garantizar un suministro fiable, sostenible y eficiente en términos económicos.
Por tanto, pretender simplificar el análisis de las causas que han provocado el cero de tensión no es un ejercicio que vaya a ayudar para el futuro. Dejemos a los técnicos que hagan su labor y que, a partir de su diagnóstico, puedan establecer las acciones e inversiones técnicas y en infraestructuras, que contribuyan a alejar la sensación de que es un hecho que puede volver a repetirse.
Canarias, por su particular geología volcánica, dispone de un recurso estratégico que aún no hemos sabido aprovechar en todo su potencial: la energía geotérmica de alta entalpía. Esta fuente, limpia y constante, puede convertirse en una pieza clave para garantizar una generación estable y sostenible, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles y reforzando la seguridad del sistema.
Estos días escucharemos opiniones, valoraciones, juicios, análisis en algunos casos provenientes de voces expertas, pero no siempre es así. Desde el Colegio de Ingenieros de Minas del Sur, por nuestro propio perfil técnico, queremos expresar la necesidad y conveniencia de no hacer ningún tipo de análisis que no responda a criterios técnicos, económicos y medioambientales.
Los compromisos de transición energética contemplados en el PNIEC deben ir acompañados de viabilidad técnica y económica. No es prudente someter al sector a un ritmo que no sea sostenible, más allá de lo que nos dicte nuestra voluntad y nuestra convicción. Ir desacompasados solo puede contribuir a la aparición de ineficiencias que pueden degenerar en situaciones críticas como la que hemos vivido.
No es cuestión de demonizar tecnologías, porque cada una de ellas tiene un rol necesario para la seguridad del sistema, es cuestión de colocarlas en su correcto lugar para que su concurso haga que la transición energética sea viable y justa, lo que quiere decir que no suponga un sobrecoste para los consumidores, desde los domésticos a los industriales, que reste competitividad al país.
Es difícil que encontremos a alguien que, en su sano juicio, no apueste por la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. En esa senda las empresas ya han adoptado decisiones en esta dirección. Se procedió en su momento al cierre total y desmantelamiento de las tecnologías de generación primero con fuel/diesel y desde 2018 con carbón.
El actual parque de generación, y esto es un dato objetivo, ha crecido de forma notable en las tecnologías renovables que, como su nombre indica, dependen de recursos naturales no almacenables (viento y sol). Esto pone a nuestro país como una referencia en el crecimiento de la potencia instalada y como consecuencia con una generación más respetuosa con el medioambiente.
Pero ese crecimiento ha de acompañarse con las infraestructuras adecuadas (redes de distribución y transporte) y de un mix de tecnologías de generación que hagan de la robustez del sistema eléctrico una referencia constante. De no ser así aflorarán debilidades que hasta ahora los hechos acreditan que estaban controladas y minimizadas.
Pensar en la infalibilidad del sistema y todas sus instalaciones no es de la vida real. Pero poner los medios para que las fiabilidades rocen el 100% es un compromiso con la sociedad.
Esto pasa por disponer de la combinación y el equilibrio adecuado con el uso responsable de tecnologías que aportan esa robustez necesaria por las características intrínsecas de sus generadores, para que puedan dar entrada ordenada a las tecnologías que por su diseño son menos robustas desde el punto de vista de estabilidad de tensión y frecuencia.
El siguiente argumento es combinar lo técnicamente viable con la mejor solución económica. Para ello tanto la regulación y los mercados han de ofrecer señales sostenibles e inequívocas para inversiones, tanto de generación como de transporte y distribución, cuyo ámbito temporal de amortización apunta a tiempos superiores a 25 años.
La inseguridad jurídica no es un aliado de la estabilidad, por lo que una lección aprendida ha de ir en el sentido de llevar a cabo los ajustes normativos y regulatorios que permitan que esto deje de ser una preocupación. Tener reglas del juego estables y previsibles siempre será un aliado de la seguridad y robustez del sistema.
Hoy parece que se ha alcanzado un nivel de consenso importante sobre la presencia de la tecnología nuclear en el mundo. Más allá de su existencia, se trabaja en la ampliación de su vida útil o incluso en la instalación de nuevas máquinas de esta tecnología. Han acreditado su fiabilidad y no son emisoras de gases de efecto invernadero. El resto de consideraciones sobre el color (si son o no verdes) apuntan más a marketing que a razones de naturaleza técnica.
Esta tecnología, que aporta robustez al sistema (funcionamiento en base) ha de ser complementada con otras que añadan además flexibilidad y de cobertura a las variaciones de recurso eólico/solar a las que estamos expuestos. Hoy en día la tecnología de ciclo combinado, junto a las nucleares y las hidráulicas, son las únicas que ofrecen estas prestaciones.
Las herramientas de predicción de recurso (sol, viento, precipitaciones) son cada vez más fiables y esto ha de contribuir a poder predecir las necesidades en cada momento de potencia instalada, que respalde la elección de un mix de operación del sistema fiable y seguro.
Todo ha de ir en el sentido de los compromisos NetZero. La clave es darle la combinación y velocidad adecuada con señales regulatorias, jurídicas y normativas estables. Ir a mayor velocidad de la que se puede normalmente, o no te lleva a buen puerto, o simplemente no te lleva a destino. No hay viento favorable para el que no sabe a dónde va, decía Séneca".