Estados Unidos y Arabia Saudí han sellado este martes compromisos de inversión valorados en 600.000 millones de dólares (unos 138.000 millones de euros) y que incluyen contratos armamentísticos por cerca de 142.000 millones de dólares (más de 127.000 millones de euros), "el mayor acuerdo comercial de la historia" en este ámbito según la Casa Blanca.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha asumido la firma de estos acuerdos en una simbólica visita a Arabia Saudí donde ha sido recibido a pie de pista por el príncipe heredero, Mohamed Bin Salmán. Sin contar la visita al Vaticano para asistir al funeral del Papa Francisco, se trata del primer viaje oficial al exterior de Trump desde que volvió al poder en enero y simboliza, según su oficina, "una nueva era dorada de alianza" entre ambos países.
Uno de los grandes ejes de este nuevo marco de relaciones pasa por la defensa y la seguridad y beneficiará a más de una decena de empresas norteamericanas. Además de los futuros contratos para la venta de "material de guerra de última generación", sobre los que la Casa Blanca no ha entrado en detalles, Estados Unidos también contempla colaborar en la formación de las fuerzas locales.
"La relación en temas de defensa con Arabia Saudí es más fuerte que nunca bajo el liderazgo del presidente Trump", ha resaltado la Casa Blanca, que confía en que Riad pueda seguir siendo el principal socio internacional en esta materia, con frentes activos valorados ya en más de 129.000 millones de dólares (casi 116.000 millones de euros).
El objetivo de ambos países pasa además por estrechar lazos en el ámbito cultural, educativo o científico y, de hecho, la lista de compromisos esbozados por Washington recoge también un acuerdo entre las agencias especiales de Estados Unidos y Arabia Saudí.
La firma saudí DataVolt invertirá también 20.000 millones de euros para el desarrollo de centros de datos de inteligencia artifical e infraestructura energética en Estados Unidos, según los documentos suscritos por Trump y por Bin Salmán durante una simbólica ceremonia.
Tras su parada en Arabia Saudí, Trump se dirigirá a Qatar, en medio de la polémica desatada en el país norteamericano por el hecho de que el mandatario haya aceptado un avión de lujo Boeing 747-800 que se utilizará a partir de ahora como aeronave presidencial, hecho que ha provocado críticas incluso por parte de algunos aliados del presidente.