Más de 200 olivares procedentes de 18 países ya forman parte de un proyecto piloto impulsado por el Consejo Oleícola Internacional (COI) que busca medir y valorar la capacidad del olivar como sumidero natural de dióxido de carbono. La idea final es transformar ese valor en un activo económico para los olivicultores mediante la comercialización de créditos de carbono en los mercados voluntarios.
El director ejecutivo del COI, Jaime Lillo, ha indicado a Europa Press que las inscripciones provienen de fincas de olivar repartidas en países de la cuenca mediterránea, aunque también se han recibido de olivares de América del Sur y de Australia. En total, por el momento, suman una superficie de más de 70.000 hectáreas, una cifra que podría aumentar ya que hasta el 30 de mayo está abierto el plazo para poder inscribirse en esta experiencia piloto.
"Lo que pretendemos es muy sencillo, es que el olivarero pueda medir cuánto CO2 captura su olivar de la atmósfera", ha dicho Lillo. Ha añadido que lo que se pretende desde el COI es "impulsar una herramienta rigurosa y gratuita al servicio del sector" y que se pueda manejar desde una aplicación de telefonía móvil.
Una vez que se conoce el balance, el olivarero, si tiene interés en mejorarlo, puede hacerlo con determinadas prácticas vinculadas a la mejora de la cubierta vegetal, a los tratamientos o a lo que se puede hacer con los residuos de la poda. "Con algunas prácticas sencillas, el olivarero va a poder experimentar y comprobar cómo ese balance puede mejorar", ha explicado Lillo.
A partir de ahí, el olivarero va a poder, dentro de un desarrollo que se está haciendo en la legislación europea, poder comunicar cuál es la contribución de su olivar a la lucha contra el cambio climático. "Esperamos, porque es un marco que se está definiendo ahora, poder facilitar su incorporación en un mercado de emisiones que pueda darle una retribución por ese servicio y por esa captura del CO2 de su olivar", ha indicado el director ejecutivo del COI.
"Aspiramos a que esta metododología pueda ser reconocida oficialmente y utilizada como base para esquemas de certificación amiental", ha señalado Lillo, al tiempo que ha subrayado que lo que se pretende con ello es promover "el acceso justo y universal de los olivicultores a los beneficios derivados de su papel como agentes de sostenibilidad".
Este proyecto, concebido con vocación global, busca establecer una metodología científica sólida y específica para el sector olivarero, aplicable a cualquier país y compatible con marcos normativos como los de la Unión Europea, EEUU o América Latina.
El próximo 4 de junio, una vez haya finalizado la fase de inscripción en la fase piloto, el COI organizará una sesión técnica de formación, donde se explicará en detalle la metodología y cómo utilizar la herramienta de cálculo.
Durante los meses de verano se analizarán los datos y comentarios recogidos en la fase piloto. Finalmente, en noviembre, coincidiendo con el Día Mundial del Olivo, el COI presentará los resultados del piloto y publicará la versión validad del sistema con el objetivo de que pueda ser homologado por las autoridades competentes e integrado en esquemas oficiales de certificación.