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Andalucía

¿Qué insultos usamos con más frecuencia? Los hay con denominación de origen andaluza

Un estudio desvela los hábitos de los españoles para insultar, de los clásicos a los más adaptados a los tiempos

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  • Detalle de la web de la encuesta para el estudio.

Entre las palabras más características de cualquier idioma están los insultos. Han sido objeto de interés por parte de los lingüistas desde siempre, por todo lo que pueden revelar sobre las distintas sociedades. Uno de los estudios más recientes sobre el uso de insultos en español –de España- en el siglo XXI y contempla, además de los más empleados, insultos característicos de distintas comunidades autónomas.

‘Rata de dos patas’ lleva por título el estudio firmado por María del Carmen Méndez Santos, Jon Andoni Duñabeitia y Aarón Pérez Bernabeu. Esta investigación analiza los insultos que con más frecuencia emplearon los participantes en una encuesta llevada a cabo con este fin.

Con el objetivo de “ofrecer un estudio desde una perspectiva cultural, cognitiva y lingüística e informar de ello a profesionales de la lengua”, explica el documento, se elaboró un cuestionario digital donde los informantes debían escribir los tres primeros insultos que más frecuentemente usan. Se documentaron 1.108 insultos diferentes.

Entre las principales conclusiones del trabajo, señala que los insultos más usados son “gilipollas”, “imbécil”, “cabrón/a”, “subnormal”, “hijoputa”, “tonto/a”, “idiota”, “puto/a”, “capullo/a” y “payaso/a”.

Precisan sus autores que apenas hay diferencias entre las respuestas de hombres y mujeres, si bien ellas recuperan más “estúpido/a” que ellos, que recuperan antes “payaso/a”, lo que supondría “un cambio con respecto a los estudios sociolingüísticos clásicos”. Atendiendo a la edad, la juventud usa más “gilipollas” y las personas más mayores, “cabrón/a”.

En cuanto al origen geográfico, “se perciben variantes diatópicas de un mismo concepto”. En este estudio se han documentado “formas exclusivas (o casi) de ciertas regiones” que los autores consideran “interesantes porque muestran las influencias entre ellos y las prácticas discursivas de los hablantes”. En el caso de Andalucía, esos insultos exclusivos son “apollardao”, “carajote” y “papafrita”, todos ellos como sinónimos de “tonto”.

Volviendo a las conclusiones a nivel nacional, “desde una perspectiva semántica se pueden destacar las resemantizaciones, las extensiones de significado y las metáforas como mecanismos preferidos”.

Más concretamente, “los temas más ofensivos son las conductas socialmente reprobables y la ofensa a la capacidad mental. No constatamos apenas insultos étnicos o religiosos que se podría interpretar como consecuencia de la falta de contexto conversacional del presente corpus”, que “no es interaccional”, aunque se han documentado “mecanismos atenuadores e intensificadores”.

Explican los autores que la información recogida en el estudio es “útil para personas dedicadas a la traducción para ofrecer equivalencias más ajustadas en función de los factores culturales y sociales de los emisores”, entre otros aspectos.

Además, testimonia el nacimiento de formas como “onvre”, “señoro” o “heterobásico”, nuevas formas de insultos adaptadas a la “tendencias ideológicas, morales y culturales de la España actual”.

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