En el corazón de Sevilla, entre el Parque de Miraflores y el bullicioso polígono Store, late desde hace tres años un espacio que ha redefinido el pulso cultural de la ciudad.
Assejazz, la Asociación Sevillana de Jazz, despide ahora su temporada más intensa con una mezcla de orgullo, aplausos y visión de futuro: más de
160 actividades —entre conciertos, jam sessions, cine y formación— que han ampliado los márgenes del jazz y lo han puesto al alcance de todos los públicos.
Lejos de ser un club cerrado para entendidos, Assejazz ha tejido una red en la que caben
artistas internacionales, jóvenes estudiantes, barrios periféricos y hasta institutos de secundaria. Su modelo combina
lo mejor de una programación especializada con un compromiso férreo con la comunidad. Y ese equilibrio ha sido la clave de una temporada que ha batido
récords de asistencia y ha abierto nuevas puertas.
La despedida llega este mes de
junio con una agenda que condensa el espíritu del proyecto: apertura, calidad y mestizaje. La potente voz de la estadounidense
IO The Singer junto a la
Assejazz Big Band marcará el arranque (
domingo 1), seguida por el trío internacional
Power Of Three (
6 de junio), el sofisticado cuarteto del pianista
Sebastián Chames con músicos desde Nueva York (
7 de junio), el
Cuarteto Federal con referentes del jazz español (
13 de junio), y el broche final a cargo de la holandesa
Judith Nijland y su quinteto (
14 de junio).
Pero más allá de los focos, Assejazz ha dejado huella también en la base. Su
escuela de música suma ya más de
cien estudiantes formados en combo, jazz vocal o latin jazz. Este año, además, ha lanzado un programa de
conciertos didácticos para alumnado de Secundaria que ha llevado el jazz a más de
300 jóvenes, plantando una semilla que seguirá creciendo en próximas ediciones.
Otro de los grandes hitos ha sido la colaboración con el
proyecto europeo Livemx, gracias al cual
doce grupos de
Portugal,
Grecia y
Dinamarca han pasado por Sevilla, compartiendo escenario, saberes y experiencias. También ha habido lugar para el
cine mudo con música en directo —una joya interdisciplinar que revivió a Buster Keaton a ritmo de jazz— y para alianzas con colectivos como
Circada,
Casa del Blues o la
Asociación Andaluza de Danza (PAD).
Los
domingos de jazz fusión, flamenco y músicas del mundo han seguido siendo un pilar, mientras que los
jueves por la noche se han consolidado como nueva apuesta. Y todo ello sin perder el enfoque comunitario que hace de Assejazz mucho más que una sala de conciertos:
un ecosistema vivo, horizontal, donde el arte se cruza con la vida cotidiana.
Lo que comenzó como una iniciativa para dignificar y visibilizar la escena jazzística andaluza se ha convertido ya en un
fenómeno cultural que trasciende etiquetas. Assejazz no solo programa música: la traduce, la comparte y la siembra. Y esa siembra, tras este año fértil,
promete seguir floreciendo en Sevilla.