Las reservas de la cuenca del Guadalquivir aumentaron entre el 1 de marzo y el 30 de abril en 1.660 hm³, mientras que en el Sistema de Regulación General el incremento fue de 1.225 hm³, volúmenes que representan un 20,6% y un 21,7% respectivamente de su capacidad total.
En contradicción con las informaciones publicadas recientemente, los datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) del Guadalquivir muestran que no se podría haber almacenado mucha más agua aunque existiesen más infraestructuras, dada la intensidad excepcional de los episodios lluviosos en un corto periodo de tiempo, concentrados además en la parte occidental de la demarcación, que dieron lugar a los consiguientes desembalses y alivios en las presas de esta zona, y a que difícilmente se pueden ejecutar obras para almacenar ese agua desembalsada o las escorrentías generadas por las precipitaciones caídas en la parte no regulada de la cuenca.
La gran cantidad de lluvia acumulada en un periodo de tiempo muy corto (entre el 1 y el 25 de marzo) generó aportaciones extraordinarias en los embalses situados en las provincias de Sevilla y Córdoba. Estas aportaciones obligaron a realizar desembalses al superarse la capacidad de estos o para mantener los preceptivos resguardos de seguridad establecidos en sus normas de explotación. Cabe recordar que el pasado marzo, con una precipitación media acumulada de 254 l/m² en los embalses de la demarcación, se registró el segundo mayor valor durante este mismo mes en los últimos 25 años tras 2018.
El volumen total desembalsado en la cuenca durante los meses de marzo y abril ascendió a 1.010 hm³, de los que solo 265 hm³ corresponden al Sistema de Regulación General, integrado por diecinueve embalses y desde el que se riegan 350.000 hectáreas, más del 80% del regadío con aguas superficiales reguladas de la cuenca. Estos 265 hm³ equivalen aproximadamente al 20% del volumen desembalsado de este sistema para atender una campaña de riego con dotaciones plenas.
Todos los embalses de otros sistemas afectados por las lluvias de marzo, ya sean de abastecimiento como de riego, han quedado en una situación óptima para garantizar la atención a la demanda de sus usuarios durante los próximos años.
Asimismo, los caudales que han llegado al estuario del Guadalquivir como consecuencia de las avenidas extraordinarias han tenido efectos muy beneficiosos sobre esta masa de agua, y no solo desde el punto de vista medioambiental o de la regeneración de los ecosistemas, sino que entre los principales beneficiarios de estos efectos está también el sector arrocero, que ha podido comenzar la campaña de llenado de tablas y siembra con niveles óptimos de salinidad.
De esta forma, de los 1.987 hm³ que durante marzo y abril llegaron al estuario desde la presa de Alcalá, 1.010 hm³ procedían de embalses que habían superado su capacidad o resguardo, pero solo 265 hm³ eran del Sistema de Regulación General. A ello hay que sumarles 206 hm³ desde el Rivera de Huelva (embalse del Gergal), 39 hm³ desde el Salado de Morón (embalse de Torre del Águila) y 57 hm³ del Guadiamar (embalse del Agrio) que llegaron al estuario aguas debajo de la presa de Alcalá.
Cuenca regulada en más del 50%
Con más de 50 grandes embalses distribuidos en una superficie de casi 58.000 km², la cuenca del Guadalquivir está regulada en más de un 50%, siendo una de las más reguladas de todo el país. El área regulada es aquella situada aguas arriba de algunos de estos embalses, lo que significa que las escorrentías generadas por las lluvias en estas superficies llegarán a algunos de los citados embalses, donde podrán ser almacenadas hasta completar su capacidad. Las escorrentías de la superficie no regulada discurren por distintos cauces hasta llegar al Guadalquivir sin encontrar en su camino ningún embalse donde ser almacenadas.
Para la construcción de un embalse se requieren unas condiciones mínimas indispensables: existencia de una cerrada adecuada, posibilidad de inundar las tierras ocupadas por el vaso del embalse, y aportaciones naturales de agua suficientes que permitan su llenado y justifiquen su construcción. Estas condiciones solo se cumplen en determinados puntos de una cuenca hidrográfica y en la mayoría de los existentes en la del Guadalquivir, ya hay embalses.
La mayor parte de la superficie no regulada de la cuenca está ocupada por los valles del Guadalquivir y sus afluentes principales. Por su orografía, la ubicación de presas en estas zonas supondría la inundación de superficies muy extensas y, en el caso de la cuenca, coinciden con las más pobladas. Por tanto, son emplazamientos donde no existen cerradas, o existen poblaciones que deberían ser expropiadas y desplazadas. Nadie puede imaginar hoy el desplazamiento forzoso de cientos o miles de personas para la construcción de un nuevo embalse.
El tercer condicionante, incluso en lugares con cerrada adecuada y sin población afectada, sería que existieran aportaciones suficientes para justificar su construcción. Por eso, en los lugares más adecuados ya existe un embalse. Solo una de las presas actuales, el Tranco de Beas en Jaén, se sitúa en el río Guadalquivir; todas las restantes están en afluentes debido a la imposibilidad de construir en el valle del Guadalquivir.
Nuevas infraestructuras
Desde la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) se considera muy complicada la justificación técnica de nuevas grandes presas, a excepción de las dos recogidas en el vigente Plan Hidrológico del Guadalquivir:
- Presa de San Calixto, en el río Genil, entre Écija (Sevilla) y Puente Genil (Córdoba).
- Cerrada de la Puerta, en el Guadiana Menor, entre Jaén y Granada.
Otra posibilidad es el aumento de la capacidad de las presas existentes, como el recrecimiento de la presa del Agrio, en Aznalcóllar (Sevilla).
El proyecto de recrecimiento de El Agrio, de 20 a 60 hm³, ya está en redacción, con evaluación ambiental en trámite. La Dirección General del Agua licitará pronto la redacción del proyecto de San Calixto (60 hm³) y el estudio de alternativas de Cerrada de la Puerta (280 hm³).
De haber contado con estas infraestructuras, y según registros del SAIH, se podrían haber embalsado 26,3 hm³ en San Calixto, 56,6 hm³ en El Agrio y solo 5 hm³ en Cerrada de la Puerta, por la distribución desigual de precipitaciones. Hay que destacar que los embalses también regulan y previenen avenidas, como San Calixto en Écija.
Las lluvias de esta primavera han evidenciado el correcto funcionamiento de las presas, tanto en almacenamiento de agua como en prevención de avenidas. Los desembalses por lluvias intensas y la imposibilidad técnica de recoger ese volumen no se deben a falta de infraestructuras ni de inversión.