Los jóvenes siguen queriendo ser mayoritariamente funcionarios, sueñan con tener un trabajo estable, aunque no descartan emprender su propio negocio, cuentan con poder emanciparse con 30 años y superar los 1.500 euros de sueldo, y están convencidos de que la Inteligencia Artificial tendrá un impacto negativo en el mercado laboral, un futuro de trabajo en el que se decantan mayoritariamente por la sanidad y la educación.
A pocos días de que se conozcan los resultados de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), el 12 de junio, la Fundación Cámara de Comercio ha vuelto a hacer público un informe que analiza las perspectivas que tienen los alumnos de Secundaria y Bachiller y que sigue reflejando, aunque se atisban algunos cambios, que ser funcionario es la aspiración mayoritaria de los jóvenes y que la estabilidad es fundamental en su visión de futuro, siendo los ámbitos profesionales de la sanidad y la educación a los que mayoritariamente se dedicarían.
Son algunos de los datos del “Informe E 2025: Perspectivas de los alumnos de Enseñanzas Medias (4º ESO, 1º y 2º Bach) sobre empleabilidad futura y mercado de trabajo” (14º Edición), elaborado por la Fundación Cámara de Comercio en colaboración con la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional a partir de encuestas a 3.265 estudiantes de entre 15 y 18 años de 51 centros públicos, privados y concertados de Sevilla, Córdoba, Cádiz y Huelva, presentado precisamente cuando los estudiantes andaluces se presentaban a la temible PAU.
Entre las principales conclusiones que extraen del informe se encuentra que casi la mitad de los jóvenes aspira a ser funcionario, como se viene reflejando año a año, con un 43% de los encuestados y sólo un 29,8% desearía iniciar su propio negocio. Sin embargo, destacan los elaboradores del estudio, “el 42,4% afirma tener ideas de negocio para emprender cuando acaben sus estudios o incluso antes, lo que resulta muy interesante de cara al fomento de este espíritu por parte de las Administraciones Públicas”. Relacionado con este aspecto, destacan que el 83,3% considera que “la formación en emprendimiento, tecnología y comunicación deben implementarse en todos los modelos de Bachillerato”.
Curiosa es la visión del futuro laboral de esos jóvenes. La mayoría prefiere un trabajo para toda la vida (67,6%), por encima de orientar su carrera profesional a sus intereses en cada momento (32,4%), y entre las condiciones laborales más valoradas destacan las oportunidades de conciliación de la vida familiar y profesional, y el acceso a buenos sueldos, por encima de las oportunidades de proyección en la empresa (sólo un 3,4% de las respuestas).
“De hecho, el 86% del alumnado encuestado espera ganar una cantidad por encima de los 1.500 euros cuando empiecen a trabajar”, destacan desde la Fundación Cámara de Comercio, un aspecto que contrasta con sus respuestas en los que se refiere al trabajo que realmente realizarán, ya que un 61% piensa que accederá a un empleo de una cualificación inferior a la suya, “lo que constituye una falta de coherencia con respecto al dato de salario esperado reflejado anteriormente”, destacan. Además, a juicio de los jóvenes, la “confianza en sí mismo, la responsabilidad y las habilidades comunicativas” son competencias transversales más importantes en su vida profesional.
Otro aspecto interesantísimo es la irrupción de la Inteligencia Artificial, ya que la casi un 83%, una inmensa mayoría, opina que la IA “tendrá un impacto negativo en el empleo, sustituyendo perfiles profesionales y reduciendo oportunidades laborales”, aunque eso sí, desde la Cámara destacan que el porcentaje ha registrado un “pequeño descenso quizás motivado por una familiarización de los jóvenes con este tipo de tecnologías”.
También llama la atención que una amplia mayoría del alumnado, un 63,3% para ser exactos, cree que sus aficiones pueden formar parte de su vida profesional, aunque en realidad sólo 22% “no se había planteado nunca poder dedicarse laboralmente a cuestiones vinculadas con sus aficiones”.
“Por otro lado, casi la totalidad (94,2%) afirma que será independiente económicamente de sus padres antes de los 30 años. De ellos, incluso, el 22,9% cree que lo será antes de los 25 años. Esta creencia contrasta con los datos que arroja el último Observatorio de Emancipación, en el que encontramos que la edad media de emancipación en España es 30,4 años, una de las más altas de Europa”, afirman los redactores del estudio.
Los estudios preferidos
En cuanto a la formación futura, un 77,6% de los participantes quieren realizar un Grado Universitario al finalizar su etapa escolar y un 15,9% se decanta por la Formación Profesional Superior, porcentaje que ha sufrido un ligero aumento (11% era hace unos años) motivada por la puesta en marcha de la modalidad dual en todos los Ciclos Formativos en España, interpretan.
En cuanto al tipo de centro, la mayoría piensa iniciar dichos estudios en un centro de titularidad pública, un 62,6%, y un 32,1% no descarta la opción privada si no es posible acceder al público.
En esta decisión de estudios, resultan muy importantes las actividades de orientación a las que el alumnado haya podido acceder en su etapa escolar. En concreto, un 40% afirma haber tenido sesiones de orientación con un orientador u orientadora; un 29% ha visitado una empresa o lugar de trabajo, y casi un 19% ha acudido a una feria de empleo. “A pesar de ello, nuestros jóvenes manifiestan una necesidad mayor de acompañamiento, puesto que, mientras que una gran parte de nuestros/as jóvenes se sienten preparados para elegir una carrera profesional (47%), la mayoría, en concreto el 53%, afirma que necesita más apoyo e información para tomar una decisión o que no se siente preparado”, destacan.
En este proceso de elección, los estudiantes “tienen muy en cuenta la información del mercado laboral (75,4%), sin embargo afirman tener poco o nada en cuenta las opiniones de familia y amigos”, aseguran, aunque un 54,4% opina que la formación que ha recibido no potencia su capacidad creativa y de innovación, aunque existe un 45,6% que sí valora la formación recibida en estas competencias. Por otra parte, la mayoría (72,7%) cree que las notas académicas no son un buen indicador de la valía profesional.