De ida y vuelta. El camino de la literatura ha tenido desvíos en la vida de Mari Ángeles Solís (Jaén, 1977), si bien la poesía estuvo ahí, de una u otra manera. Acaba de ganar la segunda edición del Certamen Literario Ortega y Sagrista con el trabajo 'Cruces viejas de viejo Jaén'. "Cuando me lo dijeron me puse más contenta que si me hubiese llevado el premio Planeta", comenta en declaraciones a este periódico.
"Sabía que el jurado estaba formado por personas de mucho prestigio, de ahí que sea tan importante para mí", dice acerca de un premio que recogerá el día 23 de junio en el salón de actos de la Agrupación de Cofradías.
En la obra, Solís abunda en la pasión por la Semana Santa de Jaén y dedica los siete poemas "a los crucificados más antiguos", sin olvidar a las cofradías con más solera del Santo Reino como La Buena Muerte, la Veracruz o Los Estudiantes, entre otros. "Y Jesús, que está en el corazón de todos los jiennenses", puntualiza.
La poeta reivindica el verso clásico y la importancia de respetar las formas. "Es duro hacer estrofas clásicas, y a mí me gusta defender lo clásico, porque nos lleva a la pureza", argumenta.
Las huellas de la sierpe y el título que viene
Mari Ángeles Solís es autora de Las huellas de la sierpe (Agencia del Libro), hasta la fecha su único poemario. El libro está ambientado en la leyenda del lagarto de Jaén y fue presentada en las fiestas de La Magdalena de aquel año.
Adelanta que su siguiente trabajo será "un cuento marinero" y que previsiblemente verá la luz en octubre. No le ha costado el salto de género ya que siempre ha alternado narrativa y poesía.
"Me gusta publicar, porque se trata de compartir con los demás la interpretación que hacemos del mundo, y mi intención es seguir también con las poesías", defiende.
Dos personas fueron claves en su regreso a la escritura cuando acabó la pandemia, Martín Paredes Aparicio y Miguel Ángel Cañada. "Me reenganché con ellos a la poesía en un recital en el barrio de San Juan y así he conocido más poetas de Jaén", sentencia.