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La España quebrada

La política es desmemoriada. Sánchez parece olvidar que llegó con el objetivo de la regeneración democrática y hoy por hoy se comprueba que nada más lejos

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  • El jardín de Bomarzo.

La presunta trama de corrupción del número tres del partido y hombre de extrema confianza suya, como durante once años ha sido Santos Cerdán, pone tanto a Pedro Sánchez, al PSOE en su conjunto y a todo el país al borde del caos e invita a la oposición, sobre todo al PP, a someter a un asedio para que Sánchez caiga, dimita, convoque elecciones, cosa que no hará porque sabe que si lo hace la urna le borrará de un plumazo y el PSOE quedará reducido a la mínima expresión. Confía en su capacidad de resiliencia y, sobre todo, en que la historia de la democracia demuestra que nuestra sociedad no castiga la corrupción política. Pero lo tiene muy difícil porque lo que era una sospecha ha pasado a ser toda una evidencia de golpe y plumazo y de la manera más chusca y burda imaginable y ya no le vale señalar al PP como paradigma de la corrupción, en eso ha entrado a competir con todo.

La política es desmemoriada. Sánchez parece olvidar que llegó con el objetivo de la regeneración democrática y hoy por hoy se comprueba que nada más lejos de la realidad. El PP pide la dimisión y el adelanto electoral, olvida que Rajoy no dimitió ni convocó elecciones pese a tener en prisión a su tesorero, Bárcenas, y un M. Rajoy en el listado de reparto de comisiones, además de aquél jaguar en el garaje de Cospedal que no sabía cómo apareció allí. En este sentido es, como poco, de grado supino el que alcanza el término hipocresía cuando arrima ascuas a la política: el PSOE presentó una moción de censura para acabar con el PP al ser éste condenado por corrupción y acaba permitiendo que su cúpula orgánica institucionalice la extorsión, mientras que el PP se presenta ahora con la imagen de la pulcritud absoluta cuando sus armarios les tiene llenos de cadáveres. La corrupción es un mal endémico y arraigado en la vida pública, esa es la única realidad y lo es, en parte, porque la sociedad no la castiga e incluso los adeptos de cada uno la justifican con el recurrente robar roban todos y eso tampoco es verdad, es triste para todos los políticos honestos, que son la inmensa mayoría, sufrir este terrible desgaste y salir hoy a la calle sintiéndose señalados. No es justo para ellos.

El gran problema para Sánchez es que Ábalos y Cerdán eran Secretarios de Organización del PSOE y si los muchos y graves indicios que están aflorando prueban en el juicio la participación de ambos en una trama generalizada de mordidas, resulta difícil que pensemos que no beneficiaban al PSOE y, desde luego, que Sánchez era ajeno. La convulsión es mayúscula y de una dimensión que el tiempo dirá, lo es además a todos los niveles porque independientemente de que las cuentas del PSOE se vayan a auditar externamente y reestructure su ejecutiva, el descrédito le mancha y lo hace, además, cuando los ciclos electorales han atravesado su ecuador y entran en la zona de descenso, cuando todo va más rápido.

La puesta en escena de la rueda de prensa de ayer fue un intento orientado a no perder apoyos de los socialistas de base, con un Sánchez de oscuro, cabizbajo y pidiendo hasta ocho veces perdón. También el Rey emérito pidió perdón y, sinceramente, no basta, quizás le valga a adeptos deseosos de perdonar pero esto va mucho más allá, es la vida pública, la que nos gestiona a todos y debiéramos ser inflexibles porque si aceptamos que la Justicia puede no ser justa o que la vida pública pude no ser honesta, ¿con qué ánimo cumplir las miles de normas, sociales y fiscales, con las que el sistema encorseta al ciudadano? Las rebeliones públicas de la historia tienen todas de origen la injusticia del sistema político hacia el pueblo y esto que vemos es una muestra.

El informe de la Unidad Central de la Guardia Civil, UCO, es demoledor, repleto de conversaciones que indican claros indicios de que las contrataciones de grandes obras eran controladas por Ábalos y Cerdán, con un Koldo que es el chico para todo. Y ese control también parece que implicaba reparto de comisiones. También se apunta un posible manejo irregular de al menos dos votos en las primarias que le ganó Sánchez a Susana o a un Ábalos que se queja de sólo contar con 50 euros ante la sorpresa de un Koldo que le pregunta cómo ha podido gastar 470.000 en dos años. Respecto a Santos, Koldo relata los billetes de 500 euros que “trincó” delante suya. Todo lo que contiene el informe resulta sucio, muy sucio y grave, muy grave, aderezado por el relato que hace la UCO explicando el sentido de cada conversación y ofrece un dossier repleto de indicios, algunos muy evidentes sobre el reparto de la tarta de las contrataciones de obras públicas.

Distinto es calibrar hasta qué punto un informe de este tipo altere la vida pública nacional como lo ha hecho cuando el juzgado y, en consecuencia, la Ley no ha procedido a valorarlo y, también, resulta digno de análisis cómo es posible que algo tan delicado se filtre a medios de comunicación y por watshApp para que al cabo de solo unas horas llegue a entrar tres o cuatro veces por caminos distintos. Lo de las filtraciones desde instituciones con claro uso político es otro asunto en boga. Pero eso no quita para una vez desmenuzado el informe concluir cómo se gestiona una auténtica organización criminal cobijada en personas de peso bajo la protección de unas siglas políticas que ostentan el poder y cómo, también, empresas como Acciona presuntamente participaban del entramado corrupto abonando cuantiosas comisiones en dinero negro. Todo negro, sucio, turbio y de un nivel hipócrita sublime, inmerecido para un ciudadano acosado a impuestos que prácticamente no puede pagar en efectivo porque el sistema no se lo permite y que cuando lo hace parece haber sacado el billete directamente del narcotráfico. Terrible. 

Queda mucho ahora por cortar y se avecinan tiempos complicados para esta España hoy quebrada. Tal vez Sánchez deba someterse, tras negociarla, a una moción de confianza que le permita continuar hasta el final y sus socios se la den porque se desmenuza mejor un reino desde la debilidad de quien lo gobierna, que hoy es más evidente que nunca. Tal vez el PP se decida a presentar una moción de censura que, en principio, no cuenta con apoyos o tal vez adelante elecciones autonómicas allí donde pueda aprovechando el tirón y, por ejemplo, en Andalucía lleve pronto a campaña a una María Jesús Montero a la que todo se le vuelve muy -muy- cuesta arriba. O tal vez debiéramos aplicar la inteligencia artificial a la gestión pública y desmontar todo el entramado político, aunque con la base de datos actual su algoritmo aprendería rápido el camino del desfalco. Mejor esto no.

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