El 70 por ciento de las personas afectadas por la neuralgia del pudendo son mujeres, y pueden llegar a experimentar síntomas como dolor con sensación de quemazón, calambres, pinchazos, compresión o excitación sexual, así como pérdida de sensibilidad o sensibilidad dolorosa.

Las personas con esta enfermedad, causada por una lesión o alteración del sistema nervioso, puede provocar dolor en toda la región del periné o en una sola zona, según afecte a la totalidad del nervio o a una de sus ramas, tal y como ha explicado el jefe de la Unidad del Dolor del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, el doctor David Abejón.

"La compresión de este nervio se puede producir por cirugías, partos, traumatismos, movimientos repetitivos de cadera. También por actividades que requieran estar mucho tiempo sentado, fibrosis compresiva por cirugías o lesiones que compriman el nervio, tumores o estreñimiento crónico", ha afirmado.

A estas causas se añaden otras enfermedades que afectan a los nervios como la diabetes, enfermedades autoinmunes, el síndrome de Guillain-Barré o herpes, y lesiones de los nervios por quimioterapia o radioterapia.

Esta patología rara e infradiagnosticada, también conocida como síndrome de atrapamiento del nervio pudendo, afecta a una de cada 100.000 personas y sus síntomas pueden llegar a ser incapacitantes, si bien pueden confundirse con los de otras enfermedades, y empeoran si se pasa mucho tiempo sentado.

"A menudo se acompaña de síntomas como sensación de presión a nivel rectal y anal, distensión, síntomas urinarios y disfunción sexual. Además, puede empeorar, en ocasiones, cuando la persona se sienta, con la defecación o con las relaciones sexuales", ha añadido Abejón, quien ha detallado que un 4 por ciento de los pacientes que acuden a la Unidad del Dolor del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid padecen esta patología.

Para su diagnóstico, los especialistas realizan una resonancia magnética y un estudio electromiográfico para saber las posibles causas y el grado de afectación del nervio y, una vez detectada, se aborda a través de un proceso multidisciplinar que comienza con un tratamiento conservador de fisioterapia de suelo pélvico, tratamiento mediante Estimulación Nerviosa Eléctrica Transcutánea (TENS), fármacos analgésicos y neuromoduladores.

En caso de que el tratamiento conservador sea insuficiente, se puede realizar una infiltración con antestésicos locales o radiofreciencia pulsada del nervio, según el experto.

"La cirugía para liberar el nervio sería una opción cuando la causa es la compresión del nervio y no se alivia de forma mantenida con bloqueos o radiofrecuencia. En los casos más resistentes se puede plantear estimulación de raíces sacras", ha agregado.

Durante todo el proceso, ya sea el de tipo conservador o de carácter más invasivo, se suele acompañar de apoyo psicoterapéutico, que suele contribuir a la "mejoría global" del paciente.

Para evitar llegar a desarrollar la neuralgia del pudendo, Abejón ha recomendado realizar modificaciones en el estilo de vida, como evitar estar sentados de forma prolongada o hacer uso de cojines especiales, de tipo flotador, que ayudan a atenuar la presión sobre el nervio y pueden servir para que no aparezcan los síntomas.

Del mismo modo, ha aconsejado evitar ejercicios con flexión de cadera, como el ciclismo, que podrían provocar el empeoramiento de la lesión del nervio.