Análisis: RAIDOU Remastered: The Mystery of the Soulless Army

Publicado: 27/06/2025
Una restauración ambiciosa que no sólo rescata un clásico de culto, sino que le insufla nueva vida con una elegancia poco común en el mundo del videojuego
Era una noche cerrada en el corazón del distrito Yūrakuchō cuando escuché por primera vez los pasos de Raidou Kuzunoha sobre los adoquines mojados. No eran pasos apresurados, tampoco confiados: eran los pasos de alguien que ha visto cosas que el mundo real se niega a aceptar. La ciudad, bañada en neón mortecino y en ecos de una era imperial que se resiste a morir, parecía contener la respiración con cada aparición de nuestro protagonista, un joven con uniforme escolar y sombrero militar que es mucho más que un estudiante: es un detective del oculto, un exorcista de sombras, un intermediario entre el caos y el equilibrio.



Así empieza RAIDOU Remastered: The Mystery of the Soulless Army, una restauración ambiciosa que no sólo rescata un clásico de culto, sino que le insufla nueva vida con una elegancia poco común en el mundo del videojuego.

Desde el primer minuto, esta remasterización no se limita a renovar texturas o actualizar resoluciones. Va mucho más allá. Esta versión para Nintendo Switch 2 respeta el alma del original, pero la viste con ropajes contemporáneos: controles suaves, una interfaz refinada, cinemáticas rehechas con mimo absoluto y una ambientación que parece filtrada por el celuloide de un filme noir sobrenatural. Aquí cada sombra tiene historia, cada silencio dice algo, y cada demonio —literal o figurado— tiene sus propios motivos. Si alguna vez hubo un JRPG con identidad estética absoluta, ése es RAIDOU. Y esta entrega, con su lavado de cara impecable, lo confirma aún más.



El sistema de combate en tiempo real —heredado de aquel experimento arriesgado de los años 2000— regresa con una fluidez sorprendente. El jugador ya no se limita a emitir órdenes desde una zona segura: aquí se combate cuerpo a cuerpo, se esquiva, se conjura, y se colabora con demonios invocados en tiempo real, lo que convierte cada encuentro en una danza oscura y táctica. La inclusión de nuevos demonios, animaciones inéditas y una IA más sofisticada para enemigos y aliados convierte las peleas en momentos de tensión constante, incluso cuando uno ya domina las mecánicas. Lo que alguna vez fue experimental ahora se siente fino, pulido y casi elegante en sus pequeñas imperfecciones.

Pero RAIDOU Remastered no se contenta con ofrecer sólo combate. Es en la investigación donde el juego brilla con un matiz distinto. Como buen detective del folclore, Raidou se mueve por una Tokio alternativa y fantástica donde conviven rumores, espíritus, yakuzas, tenientes militares corruptos y secretos de Estado enterrados bajo décadas de polvo. El jugador no solo debe derrotar enemigos, sino deducir conexiones, leer entre líneas y atreverse a cuestionar tanto a los vivos como a los muertos. La narrativa, remasterizada con escenas nuevas y diálogos reajustados, se siente más afilada que nunca, revelando una historia de conspiración, identidad y herencia, tan vigente hoy como en su lanzamiento original.



Uno de los logros más notables del juego es cómo logra integrar su sistema de invocación demoníaca con el desarrollo de la historia. No estamos hablando de mascotas que simplemente obedecen, sino de entidades con personalidad, con dudas, con códigos morales. Algunos demonios no querrán ayudar si no entienden tus intenciones. Otros exigirán sacrificios, y hay quienes, incluso tras aceptar tu invocación, harán preguntas incómodas sobre quién eres y qué estás haciendo realmente. Esta capa de profundidad refuerza el peso de cada decisión, haciendo que cada demonio reclutado sea un acto narrativo y emocional además de una ventaja táctica.



La exploración es otro de los pilares reforzados en esta remasterización. Ahora puedes recorrer zonas más amplias, con una verticalidad que no existía en la entrega original. Hay más secretos, más personajes secundarios, más eventos dinámicos, y sobre todo, más razones para perderse en cada callejón, cada templo, cada bar clandestino donde las conversaciones fluyen entre el miedo y la necesidad. Las misiones secundarias no son un relleno aquí: muchas de ellas exploran temáticas de trauma, fe, venganza o incluso redención, convirtiéndose en pequeñas obras narrativas que complementan el misterio central de la Soulless Army.

En términos técnicos, la Nintendo Switch 2 se convierte en una aliada perfecta para la remasterización. Gracias a su potencia superior, el título se mueve a 60 FPS estables incluso en momentos cargados de partículas y enemigos. El sonido, completamente remasterizado y en parte regrabado, cuenta con un tratamiento cinematográfico. La música, mezcla de jazz sombrío, percusión tribal y sintetizadores arcanos, es una constante declaración de intenciones: este mundo no se rige por normas conocidas. Esta banda sonora no se escucha, se absorbe, se inscribe en la médula del juego.



El control también ha sido optimizado. Es mucho más intuitivo y sensible, permitiendo esquivar, conjurar y contraatacar con precisión quirúrgica. La pantalla táctil —si se juega en modo portátil— añade funciones de gestión de demonios y análisis de pistas, lo que no solo mejora la experiencia, sino que también la hace más envolvente. Jugar en portátil, con auriculares puestos y la ciudad dormida fuera de la ventana, se convierte en una experiencia sensorial íntima y única.

Comparado con otras remasterizaciones de su estilo, RAIDOU Remastered no busca nostalgia fácil. No se apoya únicamente en la memoria afectiva de los fans. Se atreve a revisitar sus propios pecados de juventud, mejora lo que fallaba, expande lo que prometía y convierte lo que era especial en algo sencillamente inolvidable. Si Shin Megami Tensei es el caos controlado y Persona es el equilibrio emocional, RAIDOU es el margen donde esos dos extremos colisionan con estilo detectivesco y misticismo siniestro.



En definitiva, RAIDOU Remastered: The Mystery of the Soulless Army no es solo un regreso esperado: es una lección de cómo hacer una remasterización significativa. Es un juego que respeta a su público, que entiende su legado y que se atreve a llevar su propuesta más allá de los límites conocidos, incluso en tiempos donde muchas reediciones se contentan con lo superficial. Esta entrega para Nintendo Switch 2 es, sin duda alguna, la mejor forma de conocer —o de volver a encontrar— al demonio que viste de uniforme y camina con sigilo entre los secretos de una ciudad que nunca duerme.

Y cuando apagues la consola, todavía escucharás esos pasos mojados sobre el asfalto. Porque hay ecos que nunca se apagan del todo.

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