Cientos de bañistas parisinos han chapoteado por vez primera en el Sena desde 1923, en la culminación de las tareas de limpieza del emblemático río de la capital francesa que comenzaron con los Juegos Olímpicos del año pasado.
Las aguas del Sena han quedado abiertas al público en tres partes de su recorrido, en Bras Marie, frente a la isla de Saint-Louis; en Bercy, cerca de la Biblioteca Nacional; y en Grenelle, frente a la Isla de los Cisnes, a pocos pasos de la Torre Eiffel.
Si bien la natación es gratuita y está abierta al público , según el Ayuntamiento de París, no se podrá acceder sin condiciones. Los bañistas deberán tener al menos 14 años y medir al menos 1,40. El uso de boya de seguridad seguirá siendo obligatorio, y habrá al menos tres socorristas presentes en todo momento en cada zona.
Además, no será posible bañarse en todo el ancho del río, enormemente susceptible a los efectos de la navegación y a las inclemencias temporales en otros puntos de su discurrir. Las autoridades han habilitado "espacios seguros" y declarado el resto de aguas como bravas, cuyo baño sigue prohibido en París.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha estado presente en la reapertura tras firmar hace una semana el decreto que autorizaba el acceso a las aguas en un "momento histórico" tras un paréntesis de más de 100 años.
Las zonas de baño permanecerán abiertas hasta el 31 de agosto.
