En el
último programa de La Pasión, se abordó un estudio sociológico sobre los costaleros de Sevilla r
ealizado en 2002, que reveló datos sorprendentes sobre las motivaciones que mueven a quienes se meten bajo un paso.
La encuesta, impulsada por Ismael Vargas y Fraga en distintas hermandades, planteaba una pregunta directa:
¿Por qué sales de costalero?. Las opciones eran claras:
afición, devoción, amistad, tradición, promesa o penitencia. La opción mayoritaria fue, sin discusión,
la afición.
Lejos de ser un simple entretenimiento, los expertos lo definieron como un fuerte lazo emocional:
“No es una afición de coleccionar llaveros; es un mundo que te atrapa”. Se destacó que el sentimiento de grupo y pertenencia juega un papel clave, generando
vínculos duraderos entre compañeros y capataces.
En algunos casos,
la devoción ganaba peso, sobre todo en hermandades con imágenes de gran arraigo. La amistad también figuraba entre las causas comunes, mientras que la promesa y la penitencia ocupaban
posiciones muy residuales.
Uno de los testimonios más llamativos fue el de aquellos que, tras comenzar por una promesa, terminaban enganchados por afición. E incluso
se citó el caso contrario: “Mi promesa este año es no salir de costalero”.
El estudio, aunque data de hace más de dos décadas, sigue vigente para entender
el papel del costalero moderno.
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