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Advance elabora un décalogo para el cuidado de mascotas en verano

La marca experta en nutrición animal ha elaborado un decálogo con consejos prácticos para prevenir errores frecuentes en su cuidado durante la temporada estival

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Con el objetivo de proteger la salud de los animales durante estos meses, la marca de nutrición animal Advance ha elaborado un decálogo con las recomendaciones esenciales para evitar lo que califica de "errores más frecuentes" en el cuidado de las mascotas en verano.

Señala que el verano es una de las épocas más delicadas para el bienestar de perros y gatos. Las altas temperaturas, los desplazamientos por vacaciones y los desajustes en las rutinas cotidianas pueden suponer una prueba para la salud de las mascotas, así como para los 'pet-parents', que deben adaptarse a estos cambios.

Según el ‘Informe Advance 2025 sobre salud y alimentación de perros y gatos en España’, el 89,9 % de los 'pet-parents' manifiesta una alta preocupación por el bienestar emocional de sus animales. Estas cifras cobran especial relevancia en este periodo estival, cuando los riesgos se acrecientan debido a factores como posibles golpes de calor, deshidratación y la reducción del apetito generado por las temperaturas.

El veterinary manager de Advance, Josep Campmany, explica que: “muchos de los problemas que se detectan durante el verano podrían evitarse con pequeñas pautas preventivas. Debemos prestar especial atención a los perros braquicéfalos o con patologías previas, debido a que el calor puede tener un efecto acumulativo. Esto implica que, aunque no se vean síntomas inmediatos, pueden provocar daños a largo plazo en órganos como el corazón o los riñones”.

Por ello, la compañía indica que el animal debe contar siempre con agua limpia y fresca a su disposición. En los días más calurosos, una dieta húmeda puede complementar la alimentación de la mascota. “La alimentación húmeda contiene más del 60% de agua, contribuyendo a la hidratación del animal, especialmente cuando el calor les quita las ganas de comer y beber agua”, explica Campmany.

Las salidas deben realizarse a primera hora de la mañana o al atardecer, evitando el mediodía, cuando el pavimento alcanza temperaturas extremas que pueden dañar sus almohadillas. Además, hay que evitar el descanso en el coche, ya que incluso con las ventanas entreabiertas la temperatura en el interior de un coche puede alcanzar niveles letales en cuestión de minutos.

Si se pasa tiempo al aire libre, el animal debe disponer de una zona sombreada y un espacio fresco donde descansar, como una piscina pequeña o una toalla húmeda. Otra de las recomendaciones es identificar los posibles signos de golpe de calor a tiempo y apunta que el jadeo intenso, las encías enrojecidas, los vómitos, la apatía o la debilidad pueden ser posibles síntomas de un golpe de calor. Ante cualquiera de estos signos, se debe acudir al veterinario de inmediato.

Asimiso, el décalogo se refiere a la protección de las almohadilla, puesto que el asfalto, la arena o el cemento pueden alcanzar temperaturas muy altas. Se recomienda comprobar el suelo con la palma de la mano y, si es necesario, se pueden utilizar botas protectoras.

También a la importanciad el cepillado, que ayuda a eliminar el pelo muerto y mejora la ventilación de su piel, favoreciendo una mejor regulación térmica del animal. Por otra parte, al ir a la playa es importante evitar que ingiera arena o agua salada u objetos extraños, ya que pueden causar trastornos digestivos. Tras el baño, se debe enjuagar el pelaje con agua dulce.

Además, los juegos con agua, los helados caseros aptos para perros o las visitas a zonas con fuentes son opciones útiles para combatir el calor de forma segura. Finalmente, si el animal presenta una condición médica previa o se detecta cualquier comportamiento inusual, lo recomendable es consultar con el veterinario.

De hecho, en el caso de los perros, algunas razas son más predisponentes a golpes de calor que otras debido a sus características físicas o condiciones de salud. Las razas de hocico corto, como el bulldog francés, el pug o el bóxer, suelen tener problemas para respirar con normalidad, lo que a su vez afecta su capacidad para regular la temperatura corporal.

También son especialmente sensibles al calor los perros de pelaje muy denso o de origen nórdico, como el husky siberiano o el samoyedo. A esta lista se suman los perros de gran tamaño, como el gran danés o el san bernardo debido a su volumen corporal, concluye Advance.

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