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Vejer

Nace en Vejer el cuento para escuchar lo que los niños callan

Hablamos con Ángel Jesús Gómez, autor de ‘María y el valor de la amistad’

  • Ángel Jesús Gómez juntos a sus dos hijas

En un mundo donde el acoso escolar sigue siendo una herida abierta en muchas aulas, el vejeriego Ángel Jesús Gómez Gómez ha alzado la voz desde la ternura, el compromiso y la literatura. Lo ha hecho con María y el valor de la amistad, un cuento infantil nacido desde el dolor y la esperanza, inspirado en la vivencia real de su hija y convertido en una poderosa herramienta de sensibilización. Con este relato, el autor no solo busca denunciar una situación personal, sino también abrir una vía de entendimiento entre niños, padres y educadores. “La historia nace por la experiencia que tuve con mi hija, que desde que tenía cinco años se metían mucho con ella en el colegio. Venía llorando a casa, me decía que la llamaban ‘loca’. Ella tiene TDH y los niños, sus compañeros, lo usaban para meterse con ella. Ella es muy nerviosa, muy activa… Cuando me contaba lo que le pasaba me ponía incluso a llorar con ella”.

La historia nace por la experiencia que tuve con mi hija, que desde que tenía cinco años se metían mucho con ella en el colegio. Venía llorando a casa, me decía que la llamaban ‘loca’. Cuando me contaba lo que le pasaba me ponía incluso a llorar con ella

Pero frente al dolor, Ángel Jesús eligió el compromiso. Primero como padre, después como narrador y finalmente como activista dentro de la comunidad educativa. “Me dio por escribir como terapia, como una forma de despejarme y quitarme problemas… al no tener a quién contarle algo, pues lo escribo y es como si se lo contase”. Desde esa necesidad íntima de expresión nació la semilla de un relato que, lejos de conformarse con la denuncia, plantea alternativas para el cambio. “Primero propuse hacer algo diferente para concienciar a los niños y niñas de que es importante no discriminar, ni abusar de ningún compañero. Concienciar de que somos iguales, que las diferencias no son más que eso, diferencias”.

Fue entonces cuando Ángel Jesús ideó una propuesta concreta para su centro educativo: “crear el banco rojo de la amistad y que yo corría con todos los gastos. El proyecto salió aprobado por el profesorado y por el AMPA, pero aún no se ha hecho, pero bueno, esperemos que se haga pronto”. En paralelo, decidió aprovechar su experiencia previa como autor para dar forma al testimonio de su hija y convertirlo en un relato con vocación universal. “Pensé que iba a intentar escribir un cuento, así que me senté con mi niña y le pregunté cómo se sentía y cómo le gustaría sentirse. Y eso es lo que plasmé en el cuento”.

María y el valor de la amistad está escrito con una sensibilidad que atraviesa generaciones. Aunque se presenta como literatura infantil, Ángel Jesús lo concibe como una lectura también necesaria para madres y padres. “Está dirigido a los niños, es un cuento infantil, pero aconsejaría a los padres que se lo lean a sus hijos para que se conciencien también. Y es que, en mi opinión, la mayoría de los niños que hacen bullying a sus compañeros es porque les falta educación. Creo que muchas veces la culpa no es solo de los niños, muchas veces la culpa es de los padres, la tenemos los mayores porque no inculcamos valores. En el cuento lo que intento es hacer comprender que no hay que tratar mal a nadie porque todos somos iguales y no hay que discriminar por algunas diferencias”.

El relato no fue fácil de escribir. El dolor estaba demasiado cerca, demasiado vivo. “Lo más complicado fue escribirlo entero porque trata sobre mi propia hija y lo mal que se sentía por cómo la trataban. La escritura salía sola pero fue muy doloroso. El libro está basado en lo que mi niña me decía, pero yo tuve que darle forma de cuento infantil para que no fuese tan duro”.

Este trabajo no se basa en el asesoramiento de psicólogos ni pedagogos, sino en la observación directa y el contacto sincero con la vivencia de su hija. “No he contado con ayuda de profesionales de la docencia o la psicología. Ella va a una psiquiatra en el Hospital de Puerto Real para tratarse el TDH, pero en lo que me basaba era solo en lo que me contaba mi hija. También hablaba con la que era su tutora en el Colegio de La Oliva, pero me decía que la culpa era de mi hija. Yo le preguntaba por qué decía eso y me decía que ella la cogía del brazo y trataba de integrarla con los demás, pero creo que esa no era la fórmula y lo sigo pensando”.

Un cambio reciente trajo cierta luz. “Este año ha entrado un tutor nuevo, Guillermo, que aparece en el cuento con su nombre, y el cambio ha sido brutal. Ya ha tenido amigas. Ha sido emocionante verlo. Yo siempre me pasaba para verla en el recreo y la veía sola, se me partía el alma, pero este año la he visto jugando con amigas”.

Pero el camino no ha sido fácil, y algunas experiencias se clavan como espinas en el recuerdo. “En la celebración de su cumpleaños invitamos a toda la clase, aunque sabía que nunca vienen todos. Todos dijeron que venían, pero luego no vino ninguno de sus compañeros. Fue muy duro verla sola con su hermana y sus dos primos. Pero me quedé con sus palabras… me dijo que no me preocupase porque mientras estuviésemos nosotros le valía… ¿qué le digo? Lo único que le dije fue que nos íbamos a ir otro día a un centro comercial y que le compraría lo que le apeteciera. Yo soy padre soltero y solo cuento con la ayuda de mi madre. Creo que ningún niño debería pasar por ahí”.

Ahora, su hija ha hecho dos amigas. “Están en la misma clase, juegan juntas, quedan fuera en el parque. De hecho, cuando ve a sus amigas jugar con otras niñas se enfada porque siente que es suya, como si fuera un juguete. Le digo que eso no es así, pero por otro lado es que nunca antes había tenido una amiga y no quiere soltarla, perderla”.

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDH) sigue ahí, marcando el ritmo de sus días. “No para quieta y le cuesta concentrarse en algo. Es complicado que no se despiste…”. A pesar de los obstáculos, Ángel Jesús ha optado por caminos propositivos. “Han sido varios niños y niñas las que le hacían bullying, pero no puedo juzgarlos, ni puedo pelearme… yo he buscado soluciones alejadas de la violencia o enfrentamientos. Por eso pensé en el banco de la amistad, en este cuento. Estoy en el AMPA, en el Consejo Escolar, para solucionarlo desde adentro, de manera que no solo miro por mi hija, sino por el resto de casos similares”.

Cree firmemente que la literatura infantil puede ser una herramienta poderosa, aunque no debe ir sola. “La literatura infantil es una herramienta, pero que se puede complementar con otras actividades como cuentacuentos u otras actividades para concienciar”. Y lanza un mensaje claro a todas las familias: “Es necesario escuchar a los niños. Que hablen con ellos. Que se sienten y que escuchen cómo se sienten igual que hice yo con mi niña. Y sobre todo mi consejo es que les enseñen valores basados en que todos somos iguales y que no hay que discriminar a nadie”.

María y el valor de la amistad puede adquirirse en Amazon, El Corte Inglés y Casa del Libro. El autor, además, ha donado varios ejemplares a la Biblioteca Municipal “Poeta Francisco Basallote”, convencido de que debe estar al alcance de todos. “La verdad es que está teniendo una gran acogida. No me esperaba esta acogida. Me han llamado de muchos lugares de España e incluso de otros países. Todos los días contactan personas para hablar del libro o para que les diga dónde adquirirlo. Mi intención era simplemente crear un cuento para concienciar sobre este problema que afecta a muchas familias, a muchos niños y niñas. Lo escribí sin ánimo de lucro porque gracias a Dios no necesito dinero. Lo hago por mis niñas y por los demás”.

Mientras tanto, su mente inquieta ya trabaja en nuevos proyectos. “Llevo tiempo escribiendo una biografía de mi propia vida y ahora estoy intentando escribir la historia de mi abuelo durante la Guerra Civil, y como protagonista estaría mi padre, al que le prometí antes de morir que le dedicaría un libro. Eso fue hace cinco años, pero siento que fue ayer. Aun así, lo llevo muy avanzado y ya tengo el visto bueno de algunas editoriales a las que les mandé algunos capítulos”.

Y entre firma y firma, son sus propias hijas las que ahora brillan con luz propia. “Me dicen que son famosas (risas). Se ven en los medios y claro, me lo dicen. De hecho han firmado hasta algunos ejemplares porque ellas son las verdaderas protagonistas, porque aunque lo he escrito yo, la idea es de ella, y eso me enorgullece muchísimo. Incluso quieren crear un canal en YouTube”.

Este cuento no es solo literatura infantil. Es un testimonio, un grito sereno, una llamada a la empatía. Es la prueba de que escuchar con el corazón puede convertirse en la forma más firme de cambiar el mundo. Aunque sea desde un cuento. Aunque empiece en un banco rojo.

 

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