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Andalucía

Así luchan las enfermeras andaluzas contra el enemigo más silencioso de la vejez

En Sevilla, ASANEC revela el rol crucial de las enfermeras comunitarias frente a la soledad crónica en mayores

  • Una persona mayor.

No hay fiebre, no hay heridas, pero el daño está ahí. En Andalucía, la soledad no deseada se ha convertido en un enemigo sigiloso que merma la salud física y emocional de miles de personas mayores. Ante esta realidad, la Asociación Andaluza de Enfermería Familiar y Comunitaria (ASANEC) ha querido poner el foco en la labor clave de las enfermeras de familia y comunitaria, que actúan como el primer escudo frente a esta forma de deterioro invisible.

Víctor Barrientos, vocal de ASANEC y enfermero en el Centro de Salud Los Barrios, lo resume de forma clara: “Las enfermeras actúan como ‘radar’ de la soledad, identificando síntomas físicos o emocionales durante las visitas domiciliarias y en los centros de salud”. Estas profesionales, que conocen a fondo la realidad de sus pacientes, detectan señales que muchas veces pasan desapercibidas, como hipertensión, malnutrición o deterioro cognitivo, que en realidad son indicadores tempranos de aislamiento social.

El Servicio Andaluz de Salud mantiene activo un Plan de Intervención Individualizado (PII) que articula la colaboración entre servicios sociales, voluntariado y personal sanitario. En el corazón de este protocolo, las enfermeras evalúan los casos en las llamadas “mesas radar”, valorando no solo datos clínicos, sino también aspectos emocionales y de entorno. A partir de ahí, se desarrolla un acompañamiento personalizado —presencial y telefónico— que puede extenderse durante un año, acercando al paciente talleres, campañas locales y recursos comunitarios.

ASANEC lo deja claro: “La EfyC son auténticas protagonistas en la lucha contra la soledad en los mayores andaluces, actuando como detectoras, evaluadoras, coordinadoras y formadoras, integrando recursos sanitarios y sociales con un enfoque holístico de la salud”. Una visión integral donde la enfermería no solo cuida, sino que previene, escucha y activa mecanismos de conexión entre las personas.

La clave de todo este engranaje está en la prevención. Barrientos recuerda el ensayo británico BASIL+, realizado durante la pandemia, que evaluó el impacto de llamadas telefónicas regulares a mayores con enfermedades crónicas. “Tras ocho semanas de intervención, se redujeron significativamente los niveles de depresión y soledad emocional”, afirma. La soledad sostenida, añade, distorsiona la percepción de uno mismo y del entorno, y reduce la motivación, lo que puede desembocar en un deterioro neuropsicológico progresivo.

Para combatir esta realidad, mente y cuerpo deben mantenerse activos. Desde ASANEC subrayan el poder terapéutico de actividades como la musicoterapia, la arteterapia o los talleres de memoria y conversación, que fomentan la expresión emocional, la participación social y el sentimiento de utilidad. “Las actividades que implican el contacto humano, la expresión, el movimiento o un propósito compartido son profundamente efectivas contra la soledad”, explica Barrientos.

No se trata solo de entretenimiento: el ejercicio físico en grupo, los huertos comunitarios o incluso la alfabetización digital y los clubes de lectura son formas reales de protección emocional. La prevención no solo fortalece la resiliencia, sino que protege también la salud mental, preservando la memoria, la atención y la capacidad de relacionarse.

ASANEC, como entidad sin ánimo de lucro formada por profesionales de toda Andalucía, trabaja para mejorar la calidad asistencial desde una perspectiva comunitaria y humana. Fomentan la formación, la investigación y la colaboración entre entidades con un único objetivo: que nadie envejezca sintiéndose solo.

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