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Indiana Jones cumple 30 años pensando en el futuro

Spielberg venía de su mayor fracaso en taquilla y George Lucas acudió al rescate. El resultado agrandó la figura de ambos. Se cumplen ahora 30 años.

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Tras una década gloriosa en la que se había consagrado al frente de una nueva generación de realizadores con títulos tan indispensables como Tiburón o Encuentros en la tercera fase, Steven Spielberg mordió el polvo de la indiferencia del público con 1941, una película maldita en su historial y a la que ni siquiera se hace alusión en la mayoría de biografías y reseñas sobre su obra en internet. Por aquel entonces -1980-, George Lucas ya le había tomado el relevo como nueva figura de referencia en Hollywood gracias a las exitosas primeras dos entregas de La guerra de las galaxias, pero su total involucración en la preproducción de El retorno del Jedi no le daba tiempo para embarcarse en otros proyectos personales y, al coincidir en el mismo lugar de vacaciones, ofreció a Spielberg la posibilidad de asumir la dirección de una película de aventuras protagonizada por un arqueólogo de nombre Indiana Smith. Le gustó la idea, aunque no el apellido, y le propuso cambiárlo por Jones. Allí, en Maui, se gestó todo, inconscientes en todo momento de que estaban a punto de inaugurar una década en la que sus nombres iban a ser referentes absolutos de éxito y notablemente influyentes. En junio se cumplieron 30 años del estreno de En busca del arca perdida, y en febrero próximo lo harán de su estreno en España.


Spielberg partía de una idea original de Lucas y de un guión firmado por un tipo tan interesante y respetable como Lawrence Kasdan, pero no cabe duda que la trascendencia alcanzada por el filme y su posterior saga se deben a la habilidad y pericia narrativa de Spielberg y al inesperado acierto en la elección de Harrison Ford como protagonista. Entre otras cosas, porque el director norteamericano fue modelando el personaje a sus propias afinidades, bajo el pretexto de reinventar el género de aventuras mediante el palpable homenaje a la serie B de sesiones dobles con las que él disfrutó durante su infancia en las salas de cine.


Spielberg, a partir de un personaje clásico, unos enemigos comunes -los nazis encarnan la auténtica figura del mal del siglo XX- y un género actualizado -con buenas dosis de comedia-, puso en contacto a dos generaciones de espectadores diferentes que respaldaron su propuesta en la taquilla con un resultado abrumador en el apartado económico -costó 20 millones de dólares y recaudó casi 400- y plenamente satisfactorio en lo artístico.
2012 puede ser el año de rodaje de la quinta entrega. Shia LeBeouf sigue llamando a la puerta a la hora de asumir el relevo de Harrison Ford, algo que el propio Spielberg ve aún muy lejano en el tiempo, como mostró en la secuencia final del último Jones, en la que arrebataba a su hijo el mítico sombrero.

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