Ya han dado un tiempo considerable a la crisis, pero siguen sin ver brotes verdes, por lo que quieren ir disminuyendo sus visitas a algunos de estos e
El mercadillo de los martes deja menor rentabilidad de la que esperan los comerciantes, y a pesar de saber que el gasto medio por ciudadano ha disminuido considerablemente debido a la crisis, algunos se plantean dejar los mercadillos de esta zona, de la provincia de Cádiz, aunque otros admiten que no es cuestión de entender el problema zonificado, puesto que en cualquier otra población ocurre lo mismo.
Eso sí, ayer por ser día festivo, consideraban que habría mucha más afluencia de público, pero la gente no comenzó a llegar hasta entrada la once de la mañana, lo que les supone por un lado el beneficio de la ganancia o el producto vendido, pero por otra, tiempo perdido, ya que comenzaron a montar sus puestos poco después que otros días, de modo que a las nueve y media estaban todos completos, y en cambio estuvieron dos horas sin apenas poder vender su género.
Otros aprovecharon para colocar sus mejores productos o ir incorporando la mercancía nueva, la de la primavera-verano, para este día festivo, con la misma intención, atraer la atención de la gente hacia la novedad. Y siempre con precios inferiores a los de las tiendas de los centros comerciales, para así poder obtener el apoyo del cliente.
En cambio otros comerciantes del mercadillo de los martes optaron por ni siquiera acudir, entendiendo que habrá gente de puente y que las ventas podían no ser rentables a la hora de calcular los gastos de dicho día. Por eso se vieron algunos huecos en la normal estructura del mismo. Y a la inversa también ocurrió, pues hubo comerciantes que no habían acudido los anteriores martes y en cambio decidieron hacerlo este último, por entender que un día de fiesta posibilita que acuda mucha más gente a hacer sus compras, sobre todo las madres que pueden aprovechar, por el hecho de tener a sus hijos en casa, para acudir con ellos y así comprarles aquello que necesitan para el colegio, como el material para hacer ejercicio, los zapatos o el uniforme.
Pero con todo, es cierto que ya llevan años acusando la crisis, y cada vez les es más difícil adaptar sus precios a esta época de vacas flacas y aún así no perder dinero, que es por lo que algunos se plantean la necesidad de ir reduciendo su visita a distintos mercadillos, con la idea de, si no ver beneficios, por lo menos, no las pérdidas de las que se aquejan.