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El jardín de Bomarzo

La Colmena

El mundo animal ofrece a menudo secuencias que reflejan a la propia humanidad mejor de lo que lo hace ella a sí misma

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El mundo animal ofrece a menudo secuencias que reflejan a la propia humanidad mejor de lo que lo hace ella a sí misma. Por diferentes cuestiones que al caso no vienen llevo días, metafóricamente hablando, casi taponado por una especie de zumbido de miles de abejitas en torno a un panal, donde aplicadas y obedientes laboran agrupadas en tres castas: las obreras, que son la inmensa mayoría, hembras infértiles cuya dedicación exclusiva es trabajar, construir, dotar a la colonia de alimento; los zánganos, machos holgazanes que solo nacen para el disfrute de copular y, al momento, mueren tras un apasionado acto en el que fecundan a la tercera casta, la abeja reina, la única fértil de la colmena y de cuyos huevos nacen obreras y zánganos. Una diferencia, se me ocurre malo yo, con respecto a la humanidad es que en una colmena de abejitas ningún integrante pretende jamás ser otra cosa que aquello para lo que ha nacido.

Entre el rojo y el azul. A Juan Manuel Moreno, el recién señalado líder del PP-A, se le ha recibido en esta colmena llamada Andalucía con un tachón de “mentiroso” en su currículum para que vaya sabiendo dónde se ha metido y, zas en toda la boca, para medir su fortaleza de mandíbula tras el primer gong. Nada nuevo. Al margen, la reacción general ha sido destacar el alto nivel de desconocimiento que su rostro ofrece, desventaja que para los tiempos de hoy se me confunde con ventaja ante el desasosiego que provocan los rostros políticos conocidos -¿o no?-. Debe acertar con el discurso, con el entorno –apostaría yo por una mujer para la secretaría general por aquello de las cuotas- y, he de añadir, con la imagen personal que proyecte: no basta con bajarse del caballo y más vale dejarse una corbata neutra a ir siempre con el polito o la chaquetita de Ralph Lauren, muy monos pero que en la Andalucía profunda apestan a señorito camuflado. Su adversario político, el PSOE, en cambio, lleva más de treinta años gobernando por la zona y del asunto en cuestión sabe lo suyo, se mueve con sutileza y precisión y lo hace para que todo parezca casual cuando, en realidad, nada lo es.


Susana Díaz, presidenta de la Junta a quien, lo he dicho otras veces y repito, hay que reconocerle el que no deja detalle suelto a la improvisación y, añado, el que trabaja un rato largo más que el que más, tras dejar mensajes de calma, mediación y tranquilidad, con algún dardo envenenado, por Madrid, por Cataluña y hasta en su propio partido, esta semana ha propiciado un encuentro con el Rey, que no sirve para mucho más que para salir en los informativos, pero en todos, y, de paso, para rellenar un marco plateado para encima de su trianera cómoda, de tenerla. Pero el paso es medido dentro de, según lo veo, su planificada secuencia, que tendrá otra imagen nítida, transparente y sonoramente aclamatoria cuando este domingo, día 23, reúna en Sevilla a miles y miles de ciudadanos socialistas andaluces abanderados en un acto en defensa de su liderazgo y en conmemoración del 28-F en el Fibes donde, precisamente, una semana después el PP-A celebrará su congreso regional para que Rajoy entregue las riendas de la desmelenada gaviota andaluza al malagueño Juanma Moreno ante la atónita, desencajada e irritada mirada de José Luis Sanz, Zoido y Cospedal, que vaya trago al que obligados estos días están. De momento, Díaz, que a diario eleva sus niveles de conocimiento y ya va por el 83 por ciento, les gana por goleada, lo sabe ella y lo anuncian esas mismas encuestas que como setas salen y saldrán y todas con el denominador común de que hoy en Andalucía lidera el PSOE en intención.


Susana Díaz tiene medidos y a tiempo real los estados de opinión de los andaluces, como su obligación política es y, opino, usará la previsible prórroga de los presupuestos de este año con IU, porque otra vez estos no se los van a aprobar, como escusa para adelantar las elecciones y el único hueco posible que ofrece el calendario electoral es a finales del presente año o, de lo contario, tendría que hacerlas coincidir con locales, que ni de lejos porque ahí el PP domina la urna, o generales, que tampoco porque su imagen al alza no la va a mezclar con los líos de su partido en Madrid y no la veo, sinceramente, prestando voto a otra causa que no sea la suya. Ambas elecciones en 2015. Además: enfrente tiene al PP con un candidato por hacer y al que, creo, le va a dar el mínimo tiempo posible para ello sabiendo, imagino, que Moreno le habrá pedido a su partido en Madrid todos los apoyos posibles para que sus niveles de conocimiento en Andalucía crezcan a marchas forzadas y Rajoy, siendo este chico su apuesta personal, no escatimará en medios. Ante ello, ¿le va a dar Díaz dos años al joven Moreno para que se patee la tierra, la crisis mejore en ese tiempo como apuntan indicadores y la buena imagen de ella hoy se pueda ver afectada por otros procesos electorales? Lo dudo.


Otro apunte, en la sección gaditana de mi colmena de hoy: abejas múltiples que revolotean este floreado y, por días, rebosante de polen, del legal, jardín susurran que extrapolados diferentes datos de sondeos a esta tierra no es para nada descartable la posibilidad de que el PSOE recupere la Diputación de Cádiz gracias, sobre todo, al desenlace en partidos judiciales como la sierra, donde podrían bailar hasta dos diputados –casualidad que Díaz esta semana haya pasado por allí para olfatear quesos-, La Línea-San Roque o Jerez, donde cuentan con que el PP pudiera perder uno a favor de IU, nunca del PSOE. Si el PP perdiera la mayoría en la casa rosa, cosa que no es nada descartable teniendo en cuenta que nada fácil va a resultar mantener los 16, claves serán los dos que previsiblemente saque IU, los dos que previsiblemente saque el PA y el que, en principio, podría mantener el Foro. El PSOE podría gobernar con un socio y, dependiendo, incluso con dos, intercambiando cromos con alguna alcaldía.


Ciudadano acostumbrado a pensar mal como uno es me pregunto, intrigado, llegado a este punto: ¿A quién situará el PSOE en la presidencia de Diputación? Las estructuras políticas de este partido en la mayoría de las provincias son hoy piramidales, excepto en Cádiz. Irene García dio un paso saliendo de la alcaldía de Sanlúcar en una jugada arriesgada que hoy muchos continúan sin entender, de hecho su presencia en el día a día político es, por así decirlo, complicada, a la que se unen otros posibles aspirantes al cargo como pudieran ser Fernando López Gil, Delegado del Gobierno en Cádiz que ha querido coger las riendas orgánicas de su agrupación en San Fernando para ponerse o poner al candidato y desde luego no creo esté dispuesto a perder más batallas después de las últimas que, por así decirlo, no ha ganado, añadiendo a la terna al actual consejero de Presidencia, Manuel Jiménez Barrios, que sabe que su andadura sevillana tiene fecha de caducidad, como todas, que sigue siendo presidente del partido en Cádiz y que imagino cuida el terreno para volver a su provincia como, por ejemplo, presidente de la Diputación, sería ese un excelente cierre de trayectoria política. Igual me equivoco, igual no. En septiembre saldrán los candidatos a las municipales y, con ellos, las listas, será entonces cuando veremos quiénes andan por ahí y qué decisión ha tomado Susana Díaz para cada cosa, dándole orden a su socialista colmena.

La obra cumbre de Cela. Nunca sentí especial afición por la pluma del escritor gallego, no obstante esta semana me ha servido para hilvanar mi idea por aquello de que ha aparecido el original de su obra cumbre, La Colmena, que refleja la realidad de la postguerra a través de un mosaico de vidas que se entrecruzan como en un enjambre de abejas. Y ha aparecido en un armario escondido en Burdeos, Francia, casi setenta años después de que al autor la escribiese y con los tachones típicos y fatídicos de la censura. Censura: dícese del arte practicado habitualmente por políticos torpes y necios, que no capaces de hacer valer su posición intelectual usan el poder para silenciar el mensaje. Afortunadamente la historia no guarda aprecio ni sitio para censuradores y, en cambio, siempre reservó estima y respeto para aquellos autores sobre cuyos textos alguna vez se posó un dedo dictador.

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