Amiga, no te mueras….
Amiga, no te mueras…
Amiga Concha Caballero, no te mueras. Óyeme estas palabras que me salen ardiendo, y que nadie diría si yo no las dijera.
Amiga Concha Caballero, no te mueras.
Yo soy el que te espera en la estrellada noche.
El que bajo el sangriento sol poniente te espera.
Miro caer los frutos en la tierra sombría.
Miro bailar las gotas del rocío en las hierbas.
En la noche al espeso perfume de las rosas, cuando danza la ronda de las sombras inmensas.
Bajo el cielo del sur, el que te espera cuando el aire de la tarde como una boca besa. Esto bonito poema, algo que algunos no entenderán nunca, es de Pablo Neruda… Se titula “Amiga, no te mueras…” es el pequeño homenaje que quiero rendir a una gran señora llamada Concha Caballero, hoy (por ayer)me ha comentado mi amigo Vicente Salvatierra, que había muerto, me he quedado triste con la noticia de la muerta de ella; Concha aparte de las peores lágrimas que son la de la impotencia tengo un desfile interminable de recuerdos, donde entran tus cariñosas palabras y tu amable decir – no estamos de acuerdo-. Hoy me acuerdo de ti, no necesito que nadie me explique el verdadero sentido de la palabra amistad, ni necesito me aclaren que quiere decir honradez, tampoco me es desconocida la palabra sinceridad, porque todo ello me lleva hacia a ti. Pocas veces en mi vida he tenido un panorama tan claro de amistad espontánea que salía a raudales tu, y mi amigo, que también estará donde tu vas, Alfonso Ramírez. Dice Equo que a Concha le tocó ser primera, rompiendo barreras invisibles pero muy reales, al convertirse en la primera portavoz de un grupo político en la cámara andaluza. En este sentido, las mujeres y yo diría que los hombres de Andalucía deben de estar hoy doblemente apenadas y agradecidas. Ella siempre sintió un anhelo por una sociedad más justa y solidaria con los que menos tienen, con las víctimas, con los que pierden siempre. Ella fue rebelde con causa desde las páginas de los periódicos, la cadena ser, incluso desde el pupitre de profesora, ha vivido de forma cabal y entregada… siempre te recordaré. Y nunca te llevaré flores porque eres viento de libertad, como mi amigo Alfonso… Siempre os he querido desde la discrepancia, porque nunca ha existido en vuestro espíritu exclusiones y barreras. Concha no te mueras.