Es ya como una costumbre, una tradición no escrita que se convierte en ley. Llegando un fin de semana de cada uno de los meses, en cualquier espacio que se precie de un cierto sabor a inquietud, a novedad o creatividad, se debe presentar un nuevo libro. En muchas ocasiones será de poesía, en otras de relatos e incluso, forzando algo, de fotografías sumamente creativas. Pero la esencia está ahí, en la presentación de una nueva obra que viene de la mano de un autor novel, luchador o consagrado, pero está ahí, presentándose.
En esta ocasión la cita fue en la antesala del auditorio del Centro Cultural Casa Grande de Ayamonte. Un espacio reducido pero de dos cuerpos. Unas paredes acostumbradas a soportar colgadas obras de las más diversas estéticas y discursos. Un espacio que rezuma arte por sus húmedas paredes, que se vuelven hospitalarias para recibir nuevos mensajes creativos. Allí es donde Gema Martín, concejala del Ayuntamiento, inauguraba la muestra de la poética visual de Joaquín Gómez, con breves palabras pero acordes con la retórica de la noche. Y sin más tiempo de por medio, sin mayores pretensiones dialécticas, Eladio Méndez, prologuista de la obra, leía con nervios y silencios los párrafos que abrían la puerta de un nuevo poemario de la colección ‘Los libros del estraperlo’ de la editorial independiente ayamontina Crecida. ‘No estás pensando lo mismo que yo’, del autor extremeño Joaquín Gómez.
Tanto la obra colgada de las paredes como la obra liberada en las páginas del nuevo poemario, conforman un todo que sabe coger la senda de la trasgresión, de la utopía y de la invención dialéctica. Es una constante invitación a la reflexión, a proponer al espectador y al lector que sepan aportar su traducción a mensajes que se conjugan por igual en los cuadros como en las páginas. Joaquín Gómez tiene una especial capacidad para encontrar esos lenguajes visuales que se traducen en poemas de difícil configuración, de distribución anárquica en páginas o murales, ya que el soporte es quizás lo que menos importancia tiene, aquí prima el resultado final.
Tras las palabras y lectura de algunos de los poemas, primero con la colaboración de Eladio Orta y a continuación del propio autor, los asistentes se dejaron sorprender por una forma distinta de mostrar versos, de hacer versos, de parir versos. Y así fue como a continuación, se pudieron escuchar las explicaciones claras y sugerentes de Joaquín Gómez, en algunos de los cuadros expuestos en la pared o descansando cómodamente en algunas viejas vitrinas. Las miradas curiosas y los deseos por escuchar las explicaciones, fueron los cómplices de un reloj detenido por instantes.
Un nuevo paso en este caminar cierto de los Poetas del Guadiana, que están llevando su inquietud a los rincones más adecuados de esta ciudad que muere cada noche más cerca de la desembocadura. Decir que este poemario es el número ocho de la colección y que junto a otros tantos de la misma colección pero con el sello de “autor”, están escribiendo una página creativa en la frontera de dos mundos que se unen cada día con algo tan sencillo y tan mágico, como la poesía.