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La novena provincia

Genios o chapuceros

En lo único que coinciden todos los dirigentes del PSOE es que unas terceras elecciones serían catastróficas para el PSOE.

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GENIOS O CHAPUCEROS
He pedido ayuda en las alcantarillas y en las azoteas y a las tribus del Zaidín. Una ayuda, una indicación de lo que está pasando en el PSOE porque la verdad no puede ser lo que vemos. Tiene que haber algo más,  algún secreto que se nos escapa, una sorpresa reservada. Lo vivido esta semana con el solo objetivo de derribar al secretario general del PSOE; todo esto tiene que  esconder algo más porque no puede ser sólo el tumbar al secretario General sin un plan alternativo. Y no puede ser porque en el momento político que está viviendo la izquierda en España, es imposible pensar que se haya debilitado de esta forma al PSOE por el mero hecho de cargarse a Sánchez. Si esto fuera así sería una gravísima irresponsabilidad.

En lo único  que coinciden todos los dirigentes socialistas es que unas terceras elecciones serían catastróficas para el PSOE. Pero esto no es nuevo porque en diciembre el PSOE cayó hasta los 90 escaños. Y  los socialistas saben que necesitan un periodo de estabilidad para intentar recomponer el partido y comenzar a reducir a Podemos.
Ya entonces podrían haber admitido que “abstenerse no es dar apoyo”, pero se optó por lo contrario en sucesivos comités federales. La consecuencia fueron las segundas elecciones en las que el PSOE volvió a bajar en las urnas; nuevo mínimo histórico con 85 diputados.
También tras las elecciones del 26 de junio se podría haber modificado el criterio,  pero de nuevo el comité federal del PSOE rehusó cualquier posibilidad de abstención. Especialmente contundentes en el comité federal de julio pasado fueron los socialistas andaluces: un doble no y un doble no “rotundo”, dijeron. Ni abstención ni, por supuesto, una gran coalición entre PP, PSOE y Ciudadanos porque “no es buena para España”.

Y esa fue la posición que aprobó por unanimidad el comité federal y  que se mantiene en la actualidad porque no se ha vuelto a votar. Lo increíble es  lo que ha ocurrido. Es increíble por inexplicable, porque a partir de ese momento es cuando se produce el desconcierto. ¿Qué había detrás?
Lo que pensaban muchos en el PSOE es que el ataque coordinado de Felipe González y de Susana Díaz con  el resto de barones afines, escondía una salida pactada. En concreto, se pensaba en un acuerdo pactado con el Partido Popular,  para que el Gobierno de Rajoy cediera algunas reformas importantes a los socialistas con las que poder justificar su abstención en el Congreso.  Pero parece que no hay nada .Todo el plan consistía en conseguir la cabeza de Pedro Sánchez.
Ahora la complicación para el PSOE en  este mes de octubre es extraordinaria. Para empezar, el presidente de la gestora no puede negociar nada con Rajoy porque es un órgano sin poder político. Para negociar la abstención, tendría que convocar previamente un nuevo comité federal, que podría celebrarse el sábado 15 de octubre, a 15 días tan solo de la disolución de las Cortes si no hay Gobierno. Suponiendo que el comité federal apoyara mayoritariamente la abstención,  quedarían dos semanas para que el Rey proponga una nueva investidura y se celebre la correspondiente sesión plenaria contrarreloj. De no ser así, entonces terceras elecciones. Y el PSOE tendría que concurrir con una gestora para coordinar la campaña electoral.
¿Y  aceptaría entonces Susana Díaz ser la candidata? En teoría, debería ser así, porque ha sido Susana Díaz la que ha encabezado la revuelta, pero no parece que esté dispuesta a asumir la severa derrota que le pronostican las urnas al PSOE en las elecciones de diciembre y, además, perder la presidencia de la Junta de Andalucía. Así que, volvamos a la duda inicial. ¿Era esto? ¿De verdad? Como sea esto, los que han pasado por geniales estrategas durante unos días pueden acabar como los mayores chapuceros que han gobernado el Partido Socialista en toda su historia.
Algeciras a 7 de octubre de 2016
Patricio González

 

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