Una foto-fija en la que nadie sonríe

Publicado: 04/03/2018
Los resultados electorales a los que aspiran las distintas formaciones están lejos de ser realmente buenos para ninguna de ellas.
La foto fija que han dejado las encuestas publicadas durante la semana del Día de Andalucía ponen de manifiesto cómo lo mejor a lo que puede aspirar cada partido está lejos de ser bueno.

Sólo Ciudadanos está en condiciones de alardear de mejorar sus resultados... aunque no le sirva de mucho. Ni PSOE, por más que las encuestas lo den por ganador, ni el PP, que aspira en Andalucía sólo a mantener el liderato de la oposición, ni Podemos, en retroceso y con una grave crisis de reputación encima, han conseguido obtener rédito a su posición de partida.

PSOE

Los socialistas se saben ganadores de las encuestas y se imaginan vencedores también de la contienda de las autonómicas, si éstas se celebrara ahora, que es lo que marcan los sondeos. Probablemente, salvo que las cosas cambien mucho, también si las elecciones se celebran cuando toca, en marzo de 2019, o cuando la presidenta de la Junta, Susana Díaz, decida que se celebren, si opta por el adelanto, lo que, según afirma con insistencia, es algo que no está en su agenda.

Los sondeos destacan al PSOE andaluz como una fuerza que resiste el embate de un mar político embravecido en el que el PSOE federal, con Pedro Sánchez al timón, parece zozobrar. El PSOE-A de Susana Díaz mantiene en Andalucía el barco socialista a flote, y eso se vive en la sede de San Vicente (y también en Ferraz, mal que les pese a algunos), como una victoria, porque le garantiza el gobierno.

Sin embargo, la victoria electoral a la que aspira el PSOE-A no puede considerarse del todo un triunfo. Las encuestas auguran que los socialistas mantendrán el apoyo electoral obtenido en las últimas elecciones autonómicas, cuando Díaz ganó con los peores resultados conseguidos por los socialistas en su historia. Y probablemente incluso pierda algún escaño.

Es cierto que sacaría en torno a 20 escaños al segundo, probablemente el PP, aunque algunas encuestas apuntan a que podría ser Ciudadanos. Pero el 35% en que se mueven las aspiraciones de Susana Díaz está muy lejos de aquellos entre 45% y 50% de los votos que llegaron a tener los socialistas andaluces comandados por Manuel Chaves o José Antonio Griñán.

PP

El mejor resultado para el PP de Juanma Moreno sería mantenerse en los 33 diputados que tiene en la actualidad, una pobre aspiración, teniendo en cuenta que en las elecciones de 2012 el PP obtuvo 50 diputados en el Parlamento de Andalucía, que, aunque insuficientes para formar gobierno, mostraban un músculo que hoy parece haber perdido por completo.

La mayor parte de las encuestas le dan menos diputados de los que tiene, hasta el punto de que, de celebrarse ahora las elecciones, podría quedarse sólo con la mitad de aquellos 50 escaños que consiguió en las autonómicas de 2012. En el PP-A se aferran a los sondeos que dicen que se mantendrían en los 33 escaños actuales. Y eso les sabría a triunfo máximo.

El PP en Andalucía está pagando, probablemente, el desgaste de sus siglas en el conjunto de España, mientras el PSOE, de ello se ha preocupado Susana Díaz, ha sabido aislar su discurso del de Pedro Sánchez, e incluso se ha protegido contra la sombra de corrupción que afecta a la administración que ella dirige. Mientras al PSOE no le pasa factura la corrupción de los ERE, gracias a ese discurso de los «cuatro golfos», el PP de Moreno sí está pagando lo que hizo el PP en Madrid, con la Gürtel, o en Valencia.

Además, sus bandazos, en asuntos como la financiación autonómica, por ejemplo, o el poco respaldo del Gobierno de Rajoy, junto a algún patinazo (por ejemplo, cuando prometió que quitaría el peaje de la autopista de Cádiz si él era presidente), han dejado a Juanma Moreno vendido ante un electorado en cuyas aguas revueltas por la política de confrontación entre los gobiernos autonómico y central está pescando el PSOE, pero no el PP.

Ciudadanos

Es la única formación que crece. Y lo hace exponencialmente. Ha sabido sacar partido a sus pocos diputados y a una marca que funciona en el conjunto de España. El PSOE-A y el PP-A insisten en que la espuma del cava catalán tendrá que bajar y poner a cada uno en su sitio. Pero Cs está brindado por su éxito con sangría y no con cava.

En plena efervescencia del sentimiento andalucista por los actos del 28-F, en los balcones de las calles de Andalucía sigue siendo mucho más fácil encontrar banderas rojigualdas que blanquiverdes. Ciudadanos tiene claro su discurso nacional y mantiene la coherencia entre los mensajes que se mandan en Andalucía y más allá de Despeñaperros. La marca funciona.

Su crecimiento se augura espectacular. En eso coinciden todas las prospecciones demoscópicas. Pero no será suficiente, con toda probabilidad, para darle más poder del que ya tienen, pues ni sumaría con el PP una mayoría de gobierno, ni es la única llave que podría asegurarle a Díaz el sillón de San Telmo.

El pacto CS-PSOE

El viento que sopla a favor de Ciudadanos en España, no llevará su velero mucho más lejos en Andalucía. Albert Rivera, la semana pasada, y Juan Marín también lo ha venido repitiendo, daba al PSOE hasta otoño para cumplir sus compromisos pendientes de la investidura o Cs daría por roto el acuerdo. Pero ese acuerdo ya ha expirado realmente.

Díaz ya tiene sus presupuestos aprobados para 2018. Si Ciudadanos no le aprueba los de 2019, en el fondo nada cambiará, pues en marzo, como muy tarde, llegarían las elecciones y ello iniciaría la negociación de un nuevo pacto para garantizar la estabilidad parlamentaria.

Cs querrá repetir como muleta de Díaz. No le ha ido mal, y no parece que pueda aspirar, según las encuestas, a otra cosa. Ello será al margen de que el PSOE cumpla o no los asuntos pendientes del acuerdo.

Podemos e IU

La confluencia de Podemos e IU sumaría con el PSOE, pese a su retroceso, para garantizar numéricamente la paz parlamentaria. Que haya acuerdo depende de lo bravo que se ponga Ciudadanos en este final de mandato, y de si Díaz es capaz de superar sus diferencias, epidérmicas, con Teresa Rodríguez.

Pero también depende de qué papel decidan jugar IU y su coordinador andaluz, Antonio Maíllo. Ya hay sectores críticos que le piden que se replantee la confluencia con Podemos, que ha perdido el fuelle, mientras IU parece haber salido ligeramente reforzada de su travesía por el desierto, tras sufrir en sus carnes las consecuencias del abrazo del oso socialista durante la anterior legislatura.

No parece probable que se rompa la confluencia de Podemos e IU para las andaluzas. Pero tal vez pueda designarse un candidato que tenga más feeling con Susana Díaz. Y Rodríguez parece dispuesta a franquear el paso a algún candidato mejor que ella.

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