El asunto catalán está sirviendo a los diferentes partidos estatales en Andalucía para plantar una cortina de humo que tape la falta de ideas para solucionar los males que esta bendita tierra sufre desde hace demasiado tiempo. Al parlamentario andaluz, Albert Rivera, con voto delegado en Juan Marín, le vino muy bien el 1 de octubre otra vez, y vender su discurso vacío pero con banderita, a lo Marujita Díaz. El PP anda perdido, sin saber si seguir a Casado o a su gemelo “neofalangista”, si las políticas de derechas las está firmando Susana Díaz, qué van reprochar o plantear, todo en orden.
Y mientras, el PSOE en Andalucía hace de PSOE: favorecer a los suyos, vender “motos” e imagen para una campaña continuada y con todo el aparato gubernativo y propagandístico al servicio de la presidenta. A parte de la campaña de imagen del Susanismo y el asunto catalán como tema de moda y requetepromoción para los nacionalistas españoles, están Andalucía y sus necesidades, así como Andalucía y sus leyes.
Concretamente, hablamos de las necesidades en inversión, en infraestructuras y de un texto legislativo: El Estatuto de Andalucía. Evidentemente, volvemos a hablar de fondos que el Estado debería haber invertido en Andalucía para cumplir con lo establecido en la Disposición Adicional Tercera del Estatuto: que la inversión del Estado corresponda porcentualmente al peso poblacional de la comunidad autónoma, que ahora está en el 18% del total estatal.
Según la consejería de hacienda se trata de una deuda, ya histórica, que se sitúa en 2298 millones de euros, pero que no tiene nada que ver con los cuatro mil millones de financiación que la ahora ministra sanchista, Sra Montero, venía exigiendo hace cuatro meses.
Los millones citados no los van a exigir. El sr. Arellano, sustituto en el gobierno andaluz de la sra. Montero, le ha comunicado que va a ser “güeno, güeno” y no le va a pedir lo que ella exigía estando en su lugar al gobierno de M. Rajoy desde la colonia andaluza. De hecho, ni siquiera tenían pensado un plan de pagos.
Aquí no hacen falta esas inversiones, mejor para Cataluña y para los vascos, para que sigan apoyando al presidente de las manitas, el avión para conciertos y el helicóptero para las bodas. Andalucía sufre una grave lacra y es la falta de gestión del gobierno socialista en Andalucía, el uso de las instituciones en beneficio propio, la corrupción, el clientelismo y lo que es peor, aquellos que, escondidos tras las siglas de un partido centenario creado para la lucha de las trabajadoras y trabajadores, han actuado con gran ruindad, traicionando al pueblo trabajador y usando su tirón para beneficio propio y de los suyos, dando la espalda a los que más necesitan y permitiendo que esta bendita tierra se mantenga a la cola europea en todos los índices sociales, de educación, de sanidad, de empleo, etc.
Es hora del cambio, de sacar el amor propio y no seguir permitiendo que, aquellos que alguna vez fueron ilusión y se convirtieron en traición y decepción, continúen con la farsa.