Cada año, numerosas papelerías de todos los rincones empiezan a llenar sus tiendas de diferentes artículos envueltos en un gran cartón rectangular, que llega en ocasiones a invadir todo el suelo de dichas tiendas. Es a finales de agosto y principios de septiembre cuando la novedad empieza a hacer mella en los consumidores. Ya sean coleccionables de punto de cruz, de cubertería para niños o incluso mecheros, muchos clientes sienten que ha llegado la hora de empezar a coleccionar productos que llegan a llamar la atención. Son muchas las personas que se interesan por este tipo de coleccionables cuando llegan las fechas sin pensar, en principio, el dinero que ello conlleva.
Sin embargo, cuando los primeros y segundos números de las diversas colecciones son vendidos con un gran éxito, el consumidor desaparece sin dejar rastro. Según una de las dependientas, "son muchas las reservas que los clientes hacen y que luego no vienen a recogerlas". Por lo tanto, la mayoría de los pedidos son rechazados por clientes que llegan a interesarse únicamente en el momento de la novedad.
Una de las razones por las que los consumidores dejan la colección es que a partir del tercer número el precio aumenta, por lo que los clientes llegan a darse cuenta del coste que esto puede ocasionar o simplemente, se han llegado a cansar. Por ello, son muy pocas las veces en que los clientes llegan al final de los coleccionables.
José Luis Chacón Rodríguez, dependiente de la papelería Rodas asegura que "nos utilizan de almacén durante estas fechas". Además, "Todos los fascículos disponen de un folleto en el que incita al comprador a suscribirse para que reciba los artículos sin necesidad de pasar por el quiosco, por lo que perdemos beneficios", añadió José Luis Chacón.
Desde hace tiempo, los mismos dependientes de las papelerías sufren con la venta de estos productos. En muchas ocasiones, ellos mismos tienen que reclamar artículos que por algún motivo faltan en el momento de la entrega, por lo que según José Luis Chacón "al final esto nos repercute a nosotros y pagamos gastos extras, mediante llamadas de teléfono, para que nos llegue la mercancía que falta".
Además, el soporte grande y llamativo que incita a la gente a comprar, no obtiene, por el contrario, un compromiso por parte de los clientes. Sin embargo, siempre hay algún consumidor que llega a interesarse por estos artículos hasta llegar el final. Es el caso de una de las clientas de la papelería Rodas, la cual compra cada número de punto de cruz desde hace varios años.
Es cierto que todos los comercios sufren la crisis, pero la venta de coleccionables casi siempre ha llevado el mismo ritmo. Son los primeros números los que llegan a sus hogares esperando que el consumidor siga enganchado durante meses, pero el aumento de precio y la falta de motivación hace que los productos se almacenen año tras año en las numerosas papelerías.
Son muchas las complicaciones desconocidas por parte de los dependientes en relación a estas novedades que salen cada año para intentar motivar al público durante los meses que dura la colección. Pero, a pesar de las complicaciones, siempre existe algún cliente que decide continuar su colección sin importarle el precio que por ello pueda ocasionar. Son personas motivadas que no dudan en seguir adelante, ya sea por la utilidad de los artículos o por ese reto, que en ocasiones, el mismo consumidor se propone terminar.
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