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El Arponazo del Capitán Ahab

El arponazo del Capitán Ahab. Despellejar la margarita

Cuando uno piensa en las negociaciones para las alcaldías imagina a gente hablando de urbanismo, de transporte público, de limpieza o de inversiones

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Cuando uno piensa en las negociaciones para las alcaldías imagina a gente hablando de urbanismo, de transporte público, de limpieza o de inversiones. Pero la cosa obviamente no es así, las negociaciones reales son más como en House of Cards. Esto para mí, esto para ti, a este me lo pones aquí o con esta ni de coña. Algo como lo que sucede en Torremolinos, por ejemplo, un culebrón donde el elemento clave no es nada que tenga que ver con Torremolinos, sino simplemente el rechazo que produce Margarita del Cid en el resto de partidos, a derecha e izquierda. En vez de deshojar la margarita, se diría que están todos más por despellejarla.

Algo prodigioso, por cierto, porque el rechazo a Margarita quizá sea el único consenso verdaderamente transversal que encontramos en todas estas negociaciones. Se podría decir que no querer pactar con Margarita es de las pocas cosas que no es de derechas ni de izquierdas, y eso se le está valorando muy poco. Es la única que ha conseguido que se traspase esa auténtica línea roja de nuestra política que es no querer estar de acuerdo en nada con el otro bloque, jamás. Eso que ahora llaman la lógica de bloques, pero que no es otra cosa que volver, tras muchas tribulaciones, al punto de partida, al viejo bipartidismo clásico.

Porque los nuevos partidos, más que regenerar la política, lo único que han conseguido es trocearla en porciones más pequeñitas. Pero los viejos bloques de derecha e izquierda se mantienen más separados y más estancos que nunca. No hemos avanzado nada hacia esa nueva política moderna, transversal y racional con la que tanto soñábamos, y además hemos quemado por el camino nuestra gran esperanza, los nuevos, con lo que nos hemos quedado como en vía muerta. ¿Y ahora qué? nos preguntamos muchos. ¿Quién vendrá a regenerarnos de los regeneradores? Si es que la cosa fuera realmente regenerable, claro. Porque quizá la democracia haya que empezar a tomársela simplemente como cumplir años. Cada vez te ilusiona menos, pero no está nada mal si consideras la alternativa.

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