Andalucía tiene muchos tesoros desconocidos para la gran mayoría. En el Jardín Botánico de Córdoba hay uno de ellos, el banco andaluz de germoplasma, un banco que no predica la usura sino que atesora verdaderos valores de futuro, custodia las semillas de plantas andaluzas, en especial aquellas que se encuentran amenazadas o en peligro de extinción. Pero la rica diversidad de plantas andaluzas no solo está en sus sierras, en sus ríos, en sus costas o en sus desiertos, está también en sus campiñas, en sus huertos y en sus vegas. Desde nuestras prístinas culturas los andaluces, ya fuesen fenicios, romanos, musulmanes o cristianos, hemos seleccionado los mejores frutos, granos de cereales y legumbres, hemos logrado injertos increíbles y adaptado cuanto nos venía de oriente o nos regalaba la hermana América. La globalización y las exigencias de un mercado que exige uniformidad e imagen antes que aroma y sabor, ha llevado a que también muchos de nuestros cultivares estén en peligro de desaparecer. El recaudar tan preciados valores naturales ha sido el empeño del inquieto Esteban Hernández Bermejo, creador de tan ambicioso banco. La genética y la historia se unen allí para conocer el origen de muchas de esas especies cultivadas, desde donde vinieron y donde se asentaron aquí por vez primera. Junto al historiador Virgilio Martínez han conseguido localizar los primeros emplazamientos de algunos de esos frutales. El que más llama la atención es el descubrimiento de que en Casarabonela se encuentra el primer rastro peninsular de nuestro distinguido granado. Esta especie originaria de la Depresión del Turán, en el Oriente próximo, fue traída hasta nuestro morisco Valle del Turón, atraída tal vez por tan curiosa coincidencia toponímica. La estima de su fruto ha llevado a conferirle numerosos significados. La granada es símbolo de la Ciencia, como aparece en el emblema del Consejo superior de investigaciones científicas, de fertilidad, o por la corona de sus frutos de reconocimiento regio. Pero sobre todo es el símbolo de la unidad, como aparece en el escudo de nuestro Reino, por sus apretadas semillas de hermoso color, grato aroma y mejor sabor. Ese abuelo de los granados españoles que crece en los huertos bonelos debe ser venerado como anciano por todos en este momento en que la unidad solidaria es más necesaria que nunca. García Lorca remataba uno de sus más bellos poemas, dedicado al fruto del granado, afirmando ¡Quién fuera como tú, fruta, todo pasión sobre el campo! Que así seamos.
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Del Turán al Turón
Pero la rica diversidad de plantas andaluzas está también en sus campiñas, en sus huertos y en sus vegas
Salvo Tierra
Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial
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Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía
VISITAR BLOGEspecie originaria de la Depresión del Turán, en el Oriente próximo, fue traída hasta nuestro morisco Valle del Turón
¡Quién fuera como tú, fruta, todo pasión sobre el campo! Que así seamos
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