Los bares se quejan de que muchos clientes solicitaron cambiar la copa por otra bebida
En El Puerto, ciudad vitivinícola por excelencia, el vino no vivió su mejor mes de noviembre. Fuente de riqueza durante siglos de un municipio bodeguero al 100%, fue, sin embargo, el talón de Aquiles de la ruta de la tapa Tapapuerto 2009, que finalizó el pasado 5 de diciembre. Dos de las tres ofertas incluían una copa de vino, (la Tapapuerto, cuyo precio eran dos euros, y el Plato de Oro, que ascendía a seis) y en casi ningún bar triunfó. Tanto es así que muchos de ellos, los cuales prefieren lógicamente mantenerse en el anonimato, decidieron permitirle al cliente la posibilidad de cambiar la copa por cualquier otra bebida. Otros como La Cañita del Sur se negaron, al considerar que de esta manera la promoción ya no era rentable. En el caso de La Garnacha, incluso se quejan de que no fue justo que algunos establecimientos dieran esa opción. En éstos y otros locales muchos clientes expresaron su disconformidad: algunos simplemente porque no beben alcohol. En la Bodeguilla del Bar Jamón opinan que “la bebida debería ser libre para el consumidor”. Restauradores portuenses como el regente del Bar Échate Payá reclaman que sea el patrocinador de la ruta, Bodegas Caballero, quien les subvencione algunas botellas.
Aparte de esta protesta y de la necesidad de promocionar más el evento, la mayoría de los bares hace un balance positivo de la experiencia. A falta de cifras oficiales, desde la Concejalía deTurismo también realizan una “valoración positiva”.
En el entorno de la plaza Colón es donde menos se han notado los resultados. En La Cañita del Sur reconocen que la iniciativa “suele funcionar”, pero indican que “este año nos ha ido regular”. En El Genovés anuncian que repetirán en 2010, pero que “tampoco ha sido para tirar cohetes”. En Romerijo comentan que “tampoco ha sido un boom, pero estamos contentos”.Tanto El Genovés como La Garnacha solicitan más promoción, ya que, según sus vivencias, “mucha gente se ha enterado por nosotros”. Con todo, La Garnacha vendió “bastantes tapas”, tantas que “al final nos quedamos sin los pasaportes en los que sellan los consumidores”. Por ello, ambos piden “un poco más de implicación por parte de los organizadores”.
El éxito de la mayoría de los restaurantes radicó en las tapas, pues los Platos de Oro no tuvieron tanta aceptación. En El Genovés y en la Bodeguillas se congratulan por las ventas obtenidas por las Tapapostres, sobre todo reconociendo “la escasa tradición que hay en la ciudad de tomar postre al salir de tapas”. En La Herrería, el Nuevo Portuense, El 7 y Échate Payá los beneficios han superado con creces todas las expectativas. Especialmente los fines de semana lograron aumentar su clientela.
Entre los más críticos están, lógicamente, quienes este año han decidio no sumarse a la Ruta del la Tapa. La Trastienda de Concha y el Rincón Español no tienen buenos antecedentes. Ambos abogan porque Turismo promueva “una feria de la tapa en la que se concentren todos los bares en un parque durante un día como en otros lugares de la provincia”.