Investigadores de la Universidad de Sevilla (US) han participado en un estudio realizado en el Dolmen de Menga, en Antequera (Málaga), que muestra las avanzadas técnicas de arquitectura e ingeniería utilizadas para su construcción, que los expertos fijan hace 6.000 años. Los resultados de este trabajo se muestran en un artículo publicado en la revista 'Science Advances (Grupo Science)' titulado 'Ciencia temprana e ingeniería de piedras colosales en Menga, un dolmen neolítico (Antequera, España)' en el que han colaborado nueve especialistas de diferentes instituciones como el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), la Universidad de Sevilla (US), la Universidad de Salamanca (USAL), la Universidad de Granada (UGR) y el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT-CSIC-UGR).
En este trabajo se ha llevado a cabo un examen científico de alto nivel de detalle, nunca antes realizado en ninguna construcción dolménica a nivel internacional, que revela las técnicas de ingeniería y arquitectura empleadas en la construcción del dolmen de Mega, buque insignia del Sitio de los Dólmenes de Antequera, incluido en la Lista de Patrimonio Mundial de Unesco desde julio de 2016, ha detallado la US en una nota de prensa.
Concretamente, este estudio se basa en el análisis de los ángulos de los planos de cada piedra, la polaridad estratigráfica de cada elemento estructural y en la profundidad de los cimientos. Se comprueba también la presencia de soluciones innovadoras para problemas de estabilidad a través del diseño soterrado del monumento, la colocación de pilares y arcos de descarga, de modo similar a lo utilizado en las catedrales. Además, se realizaron hasta tres cortes diferentes en cada piedra, con ángulos predeterminados, para conseguir apoyo y consolidación en la estructura del edificio.
Destaca asimismo la utilización del principio de arco de descarga hace casi 6.000 años, con la geometría convexa que se dio a la cobija número 5 lo cual marca un avance innovador en la ingeniería arquitectónica temprana, nunca antes registrado. Los datos ahora publicados también indican que las enormes piedras se colocaron sin ayuda de rampas ascendentes, sino que se transportaron mediante trineos a lo largo del eje longitudinal del dolmen, desde una cantera situada 50 metros por encima y a una distancia de casi un kilómetro.
Todo ello, combinado con los datos ya anteriormente obtenidos y publicados sobre la procedencia de las gigantescas piedras empleadas para construir este dolmen, revela la existencia de conocimientos científicos nunca antes sospechados y de una brillantez inventiva extraordinaria entre las comunidades neolíticas en el sur de la península ibérica que construyeron esta magna edificación, hace aproximadamente entre 5.800 y 5.600 años.
A partir de sofisticados conocimientos de ingeniería, geología, geometría y astronomía, estos grandes arquitectos anónimos se atrevieron a diseñar, y construir, no solo uno de los primeros monumentos de ingeniería de la humanidad elaborado con titánicas piedras, algunas de ellas con un peso de 150 toneladas, sino un edificio de una gran estabilidad y una solidez que continúa asombrando casi seis mil años después de su construcción. Ejemplo de ello es la cobija nº 5, la piedra más pesada hasta el momento utilizada en un edificio dolménico y la segunda empleada en toda Europa como parte del fenómeno megalítico después del gran menhir Brisé (Locmariaquer, Bretaña Francesa).
El estudio recién publicado, que ha llevado casi diez años de trabajo multidisciplinar, muestra que los habitantes de la región antequerana dispusieron hace alrededor de 6.000 años no sólo de conocimientos avanzados de una ciencia temprana, sino también de la mano de obra y la capacidad logística para llevar a buen término la construcción de un edificio para el que en aquel momento no existía ni experiencia previa ni referente alguno en la península ibérica.
Con todo esto, las investigaciones revelan una temprana convergencia de conocimientos en el sur de la península ibérica, que pudo servir como precursora de los avances observados posteriormente en otras sociedades y civilizaciones europeas y mediterráneas. Ello sugiere la gran precocidad de los desarrollos técnicos y científicos existentes en el Neolítico europeo, muy anteriores a los desplegados entre las primeras sociedades estatales del Próximo Oriente y Egipto --como referencia, valga decir que la famosa pirámide escalonada de Zoser, la más antigua de Egipto, es 1.000 años posterior al dolmen de Menga y los niveles más antiguos de Stonehenge--.