La voluntad de la Delegación municipal de Cultura ha propiciado el feliz reencuentro de Arcos con uno de sus poetas universales más queridos: Antonio Hernández. Desde su marcha, a principios de septiembre pasado, el Premio Nacional de Poesía por dos ocasiones, ha dejado no un vacío, sino una rebosante obra marcada, como diría el escritor y amigo José Luis Esparcia, por su generosidad en todos los sentidos. Porque cuando Antonio escribía lo hacía desde la plena conciencia, la humildad y su condición humana, sin posiblemente buscar la trascendencia concedida por el tiempo y la crítica.
En este particular “Mayo literario”, que citaría el delegado de Cultura, Andrés Camarena, evocando así el clásico programa ‘Noviembre literario’, la figura de Antonio Hernández ha cobrado su lugar merecido con una serie de actos que dieron inicio con la apertura de una exposición que reúne fotografías, poemas más significativos y algún objeto personal, y, como colofón a la jornada inaugural, un entrañable y bien trabajado recital poético con el alumnado de los cuatro institutos locales bajo la batuta, una vez más, de la profesora y escritora María Jesús Ortega, en el bello marco del jardín andalusí. Una agradable cita de la que fue testigo la esposa de Antonio Hernández, Mari Luz Hidalgo, y su hijo Miguel, junto a otros poetas como Pedro Sevilla y Pepa Caro.
La segunda jornada estuvo protagonizada en la capilla de La Misericordia por los recuerdos de los veteranos escritores José Ramón Ripoll y Jesús Fernández Palacios reflejados en la conferencia ‘Aquella Nueva Poesía Gaditana’, movimiento literario que tuvo sus inicios en la tertulia y revista ‘Marejada’ y en un libro con prólogo de Carlos Edmundo de Ory publicado en 1976, donde Antonio Hernández, un poeta ya consagrado entonces, compartía antología con otros nuevos valores de la nueva poesía gaditana. Esos otros poetas eran Rafael de Cózar -ya fallecido-, y los propios José Ramón Ripoll y Jesús Fernández Palacios, quienes reeditaron en su conferencia aquellos años y sus vivencias con Antonio Hernández. Como señala la poeta Pepa Caro, “fue un lujo contar con ellos”.
Y el libro en su recuerdo
La tercera y última velada en homenaje al autor de ‘Sagrada forma’ quedó más que justificada con la presentación del libro coordinado por José Luis Esparcia y Antonio Fraidías ‘Antonio Hernández y su universo’ (Ed. Utopía Libro, Córdoba, mayo de 2025), en este caso en la sala de La Molinera y El Corregidor del Palacio del Mayorazgo, nuevamente en presencia de la familia y numerosos amigos.
Ya lo dijo en su introducción Pedro Sevilla, José Luis Esparcia demostró su amistad con Antonio Hernández y su admiración hacia con quien compartió, a pie de cama hospitalaria, su expiración. Ha sido precisamente Pedro Sevilla la persona que ha coordinado la serie de artículos del periódico ‘Viva Arcos’ dedicados a Antonio Hernández; un trabajo que daba inicio con el expresidente del Gobierno de la nación y escritor Alfonso Guerra, y terminaba con Ildefonso Fernández ‘El Chilla’, íntimo amigo de Antonio que plasmaría su visión de eso, del amigo. Por medio, nombres como el propio José Luis Esparcia, Luis García Gil, Juan José Téllez, Pepa Caro, Francisco Morales Lomas, Alejandro Luque o María Jesús Ortega, entre otros muchos.
Tras una nómina de agradecimientos, el presentador del libro puso el acento en los autores de cada artículo que, “con generosidad y sinceridad tratan el perfil más aproximado a una persona y un escritor que será recordado por muchas cosas, pero una de las fundamentales será la generosidad, y eso será difícil de olvidar”. Esparcia subrayó que Antonio Hernández no tuvo “ni un traspiés en el ejercicio de esa generosidad” y, citándolo, que el poeta de Arcos dejó escrito “Oremos por que algún el día el hombre no pueda prescindir de ser amado”, “Y por que la ojerosa envidia no tenga alojamiento en nuestra casa, ella genera el odio en los más cicateros corazones”.
El presentador desveló tres versos inéditos de Antonio Hernández con el beneplácito de su esposa: “Ya hemos aprendido a diversificar./ Ya hemos aprendido filosofía./ Ahora nos toca aprender emoción”. Tras describir su debate entre la poesía y la prosa, José Luis Esparcia citó de nuevo a su amigo: “Creo que la poesía es la más cargada de energía”, de ahí posiblemente, explicaba, Antonio Hernández “se elevara como poeta”.
Añadiría en referencia a la poesía española de los cincuenta, que la historia debe mucho a dos gaditanos: Carlos Álvarez y Antonio Hernández como herederos de un espíritu crítico: Del segundo, que fue “creador de sus obras mientras sus obras lo iban creando a él al mismo tiempo”. Esparcia recalaría en el poemario ‘Viento variable’ de Antonio Hernández donde, dice, están presentes “sus cuatro grandes amores”: Arcos, su familia, su ideal de amistad y justicia y Mari Luz, su esposa.
En suma, un nuevo valioso libro que es producto de quienes han escrito de Antonio Hernández desde “el conocimiento y la emoción como él hubiera dicho: Ha sufrido tanto que tiene el corazón mellizo”. Por eso, concluía José Luis Esparcia, lo escrito por el autor de ‘Habitación en Arcos’ “no es letra muerta”.
Tras las intervenciones se emitió un vídeo retrospectivo de la vida y obra de Antonio Hernández, una grabación con diez años de historia a la que José Luis Esparcia ha añadido nuevas imágenes como, entre otras, el homenaje que le dedicó como obituario el Betis de sus amores en el estadio ‘Benito Villamarín. La lectura de poemas por Pedro Sevilla, Pepa Caro, María Jesús Ortega y Rafael Castro cerraría definitivamente el entrañable encuentro iluminado por el recuerdo del inmenso poeta.
Las palabras de despedida, y nuevamente de agradecimiento, del delegado de Cultura en presencia del público y de sus compañeros delegados Inmaculada Alba y Salvador Valle, clausuraron oficialmente la velada.