El reencuentro más esperado parte del barrio de María Auxiliadora

Publicado: 24/03/2013
La hermandad de Cristo Rey en su entrada triunfal en Jerusalén y Nuestra Señora de la Fuensanta culminó un desfile penitencial impecable y plagado de matices
El primer misterio de la Semana Santa arcense realizó estación de penitencia bajo la clemencia meteorológica del mediodía del Domingo de Ramos. Eso sí, una hora antes de la salida procesional, alrededor de las once de la mañana, nadie apostaba por el desfile, final y felizmente consumado a pesar de la tromba de agua que cayó del cielo.

La hermandad de Cristo Rey y Nuestra Señora de la Fuensanta culminó su recorrido procesional con su salida habitual y tradicional desde la parroquia de María Auxiliadora, bajo las muestras de cariño y admiración del Barrio Bajo arcense.


La primera imagen del cortejo fue la cruz de guía seguida de los romanitos, el cuerpo de pequeños romanos al que se este año se le han sumado nuevos niños en su afán de renovación generacional. También fueron numerosos los pequeños que acompañaron la procesión como nazarenos, luciendo la túnica blanca, con cíngulo y capirote rojos, en algunos casos portando palmas, emulando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.


El paso del señor, subido a lomos del pollino, se mostró con un manto de claveles rojos, en lo que ya constituye su exorno floral tradicional, luciendo una de las imágenes infantiles que acompaña al Cristo el detalle de la jaula con pajarillo incluido. El de Nuestra Señora de la Fuensanta, con sus mujeres llevando la imagen en parihuelas, lució claveles blancos y su traje verde, muy primaveral.
En el acompañamiento musical destacó la calidad que derramó en cada marcha la banda municipal de música Vicente Gómez Zarzuela, a la que cada año se le ve mejor, gracias en este sentido al buen quehacer de Rafael Ibáñez y del trabajo que realiza todo el año la banda como escuela de nuevos músicos. Antes, junto al paso del Cristo, la banda de cornetas y tambores de la hermandad del Cristo de la Buena Muerte, de Paterna de Rivera.


El desfile contó con el número de nazarenos habitual, con el acompañamiento de la Iglesia representado por el párroco de María Auxiliadora y presidente de la gestora del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, el sacerdote Juan Manuel Sotelo.  Una vez más más se hicieron notar las decenas de estandartes que portan los hermanos con mensajes evangélicos.
Especialmente lucida resultó la procesión a su paso por la empinada calle de Pérez Galdós, donde ofrece una perspectiva completa del desfile, como también resultó muy bella la salida desde la parroquia. La escenificación de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén consiguió aglutinar a miles de personas alrededor de la procesión, lo cual dejó un estupendo ambiente en los establecimientos del barrio.


Otro momento clave del recorrido fue la parada obligada en el Asilo de la Caridad, donde madres religiosas y mayores aprovechan para ver de cerca a sus sagradas imágenes, en lo que constituye uno de los reencuentros más emotivos y esperados de la procesión.

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