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Charlie Hebdo

\"Lo que para cualquier persona sensata es sólo humor y libertad de expresión, para algunos fundamentalistas religiosos es toda una afrenta\"

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Es increíble comprobar hasta dónde puede llegar la maldad, el odio y la sinrazón humana. Cómo es posible que existan ‘personas’ -por llamarlos de alguna manera- que a base de balazos pretendan hacer justicia y defender su religión frente a los que ellos denominan ‘infieles’.


Yo, que creo firmemente en el humanismo, cuando leí en los medios de comunicación la noticia de la matanza que esta semana se ha producido en París, me acordé de aquel verso de Pablo Neruda que decía: ‘Sucede que me canso de ser hombre’.


Seguramente habrán visto las imágenes en la televisión de esos encapuchados atacando las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo. Varios muertos y heridos simplemente por caricaturizar y hacer sátira de Mahoma, la Yihad, etc. Lo que para cualquier persona sensata es sólo humor y libertad de expresión, para algunos fundamentalistas religiosos es toda una afrenta y un grave delito que debe ser castigado con sangre. Y así lo hicieron el pasado miércoles tres fanáticos al grito de ‘Alá es grande’ y ‘Vamos a vengar al profeta’.


Pero, oigan, que atentados como este no sirvan de excusa para desatar en occidente una oleada de racismo y xenofobia. Integrismo hay en todos lados, igual de repulsivo es el yihadista como el sionista o el católico. Igual de denunciables son los atentados en París que en Gaza o Bagdad. Los fundamentalismos, cualquier tipo de ellos, son igualmente despreciables. En este caso, hay que saber diferenciar entre la comunidad musulmana y el fanatismo religioso de grupos criminales. No son lo mismo.


La revista Charlie Hebdo ya había sufrido varias amenazas desde el 2006; el 2 de noviembre de 2011, la sede del semanario fue incendiada. Uno de los últimos ataques contra la citada revista tuvo lugar en 2013, cuando su página web fue saturada a causa de los ataques de piratas informáticos.
Aquí en España tenemos varias publicaciones satíricas, tales como El Jueves o Mongolia. También ellas han sufrido amenazas y censuras a causa de sus burlescas caricaturas. Temas como la monarquía, la religión y la política, son tratados con humor, ironía, crítica y altas dosis de imaginación. Somos muchos los que vamos a los quioscos a buscar estas revistas que nos hacen reír y lo más importante, pensar y ver las cosas desde otra perspectiva.


En fin, vaya desde aquí mis condolencias a las familias de los dos policías y de los 10 miembros de la redacción de Charlie Hebdo (entre ellos, el director Stephane Charbonnier y los famosos caricaturistas, Cabu, Wolinski y Tignous). ¡Viva la libertad de expresión!

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