En la particular procesión de Resurrección que vive Arcos, desde luego, la lluvia parece no importar a nadie, porque de hecho fueron miles las personas que se reunieron para asistir a los encierros de la jornada pese a que el día amaneció lluvioso y desapacible para, precisamente, permanecer en las calles. Después el tiempo fue más condescendiente y, aun con cielos nublados, cesó la lluvia. La ciudad celebró así, un año más, la Resurrección de Cristo, con la suelta, en primer lugar, del toro de nombre ‘Librillo’, de pelo colorado y 570 kilos de peso, de la ganadería de Peñajara.
A las 12.00 horas, el alcalde de Arcos, Isidoro Gambín, acompañado de otros miembros del equipo de Gobierno, ondeó el pañuelo con el que dio el permiso oficial para la apertura del cajón que custodiaba al animal en la calle Gomeles. ‘Librillo’ hizo el recorrido hasta la calle Corredera en casi veinte minutos, mucho más tiempo que en otras ocasiones. Ello provocó, tal vez, que el toro permaneciera más fresco y por tanto con mayor peligro. De hecho, al poco de salir protagonizó la primera cogida de la mañana, hiriendo en una pierna a un corredor. El toro pareció cogerle gusto a la calle Corredera, donde no paró de embestir contra las vallas, lo cual le hizo sangrar por los cuernos.
A pocos minutos de la una de la tarde, empezaron la tareas de ensogado para devolver a ‘Librillo’ a su cajón.
Mientras tanto, mucho ambiente en las calles, aunque tal vez menos público en la salida del primer toro. Numerosos vecinos provecharon sus azoteas y balcones como la mejor atalaya para presenciar el espectáculo taurino. Igualmente, impresionante dispositivo de seguridad con los refuerzos de la Guardia Civil, Protección Civil, Cruz Roja, Policía Local y centro de salud.