Julio Segundo admite que no tiene ni idea de qué se va a encontrar en la calle este puente, pero con que se arremolinen en torno a la
chirigota del Ukelele seis o siete espectadores cantará las coplas que ha preparado con los otros cinco integrantes de una de las agrupaciones callejeras señeras del Carnaval de Cádiz.
El repertorio,
“un poco más cortito” y completado con alguna letra de otras ediciones, incluirá sus afamados
cuplés de tres palabras, como aquel dedicado a la que fuera presidenta de la Comunidad Valenciana Rita Barberá, “Rita, juicio, RIP”, que popularizó el conjunto con Las cabras payoyas, y mucho ingenio.
“Esperemos una vuelta a la normalidad,
que se retome el contacto, con todas las precauciones del mundo”, desea.
David Medina y el resto de compañeros del
Showmancero coincide en que “este Carnaval va a ser único”, y augura
gran participación. Para mantener la seguridad, la agrupación, que vestirá un peculiar uniforme de Policía Local,
desplegará una cinta para marcar la distancia preceptiva.
“El tipo nos va a dar juego”, ironiza, y advierte de que pedirá que se usen mascarillas, aunque canten en espacios abiertos.
“No vamos a actuar en bares”, avanza.
Los contagios están a la orden del día. En el caso de la
Orquesta Sinfónica Asintomática de Cádiz (
ASCO, en sus siglas en inglés) de Los del perchero, de
Alejandro Leiva, 85 de sus fictiios miembros tendrán que quedarse en casa por ómicron y
solo tres saldrán a la calle, bromea.
“Hace unas semanas nos planteamos salir o no porque solo
teníamos un puñado de cuplés”. Pero Leiva considera que “estamos
muy necesitados de reírnos y de pasarlo bien”.
El equipo de Gobierno “movió de fecha el Carnaval por el Concurso de Agrupaciones Carnavalescas (COAC), pero
no se le puede poner puertas al campo”, en referencia a un movimiento natural y popular, en palabras de Julio Segundo, que tomará las calles estos días.
“Donde mande la calle”
Las callejeras coinciden en su intención de actuar en los espacios habitaules durante el puente, incluso los diez, pero admiten que, dada la excepcionalidad, la calle manda como nunca.