El director general de la FAO, Jacques Diouf, quiso lanzar hoy una señal de alarma a los Gobiernos de los países participantes en la cumbre para acelerar la lucha contra el hambre, un mal que aborda en su último informe, El estado mundial de la agricultura y la alimentación, centrándose en la producción ganadera.
El texto, que fue presentado ayer jueves en la sede de la FAO en Roma, aborda la situación actual de la ganadería en el mundo y recoge las exigencias “urgentes” que ésta necesita, cuestiones relacionadas con el hambre y con esa falta de ayudas prometidas por los líderes mundiales que Diouf denunció hasta en tres ocasiones durante la presentación.
“Nosotros no hemos visto ni un céntimo. Esto no significa que los fondos no hayan terminado en otro lado. Hará falta tiempo para que este compromiso se traduzca en realidad”, comentó el director general de la FAO.
Pero tiempo es un bien del que carece el problema del hambre en el mundo, pues, según Diouf, existen riesgos de que se reproduzca la crisis alimentaria de 2007 y 2008, y, por el momento, ya ha pasado casi el primer año de esos tres en los que los participantes del G8 se comprometieron a donar los 20.000 millones de dólares.